1. La Muerte bajo mi falda (Primera Parte)


    Fecha: 22/09/2021, Categorías: Incesto Autor: mariano9a30, Fuente: RelatosEróticos

    ... haberlo matado, no podía ver una escoba con falda porque ya se las ingeniaba para meterle la lengua entre las piernas. En eso puedo dar fe, no solo como testigo presencial sino también en carne propia porque fue de mi hermano Manuel, con su cara de yo no fui, fue quien me dio mi primera mamada.
    
    Durante mis años mozos en esa comandilla gitana de la ciudad, mi vida estuvo estigmatizada por un reflejo trágico. La muerte solía salpicarme cerca sin yo darme cuenta de cómo ni del porqué. Siempre parecí mucho mayor de la edad que en realidad tenía. Como ya os he contado, amamantaba mis muñecas con dos pomelos suaves y carnosos que eran de verdad verdad. Poco antes de venirme la primera regla, mi tío Pepe, se calentaba la polla haciéndome caballito sobre sus piernas. La noche de la escalera de caracol, entendí porque mi abuela le arrebataba a la niña, el muy granuja me estaba cultivando para su harén. Mi abuela trataba, de alguna manera ponerle frenos a su hijo.
    
    Mi hermano manolo tenía un futuro estupendo como bailaor, pero también sentía una atracción fatal por los toros. Fue él quien me enseñó a mover las caderas, a agilizar mis dedos y a adornar con mis manos y mis brazos el encanto de las guitarras flamencas al son de la bulería. Él hacía sonar las palmas marcando el tiempo con las castañuelas. Además era muy teatral, le encantaba vestirse de gitana con el pretexto de enseñarme a bailar y también a mover el abanico con cortesana coquetería. De hecho, tenía un número en la ...
    ... zarzuela donde hacía suplencias a alguna bailaora. Si el público notaba el notaba el cambio, no hacía comentarios, porque la verdad que Manolo, por su misma contextura física y estatura, pasaba por una hembra, pero además de eso, bonita y atractiva.
    
    Mi tío Pepe, que en cierta forma se había convertido en mi padrastro y en mi cuñado, se comportaba como un alma en pena. Tenía un carácter detestable. Trataba muy mal a mi madre y ella en lugar de mandarlo de paseo le adulaba y complacía. Vivíamos al son de las bulerías en esa inmensa casa de pensión estaba habitada por fantasmas de gitanos, con un viejo patio con corredor andaluz donde al compás de un martillo y una cascada de palmas, acompañando el lamento desgarrador de las canciones, todos alrededor de los bailaores y bailaoras que ensayaban sus números en los patios de la casa. Esa magia me envolvió en los primeros días de mi infancia, los recuerdos y vivencias que siempre me acompañan por donde quiera que vaya.
    
    Su pelo era riso, pero se le chorreaba con el sudor de la danza. Una nariz larga y afilada en una cara huesuda con los ojos clavados en unas órbitas oscuras. Su barba poblada, siempre afilada, siempre afeitada siempre oscura antes del atardecer y sus manos de gorrión terminaban de adornar el toque mítico de su personalidad. Afuera luz y alegría, adentro dolor y amargura. Estaba signado por una maldición gitana.
    
    Siempre sospeché que había algo anormal en la forma como se relacionaban entre ellos. Pero solo fue ...