1. Se convirtió en la amante de planta de su jefe


    Fecha: 18/09/2021, Categorías: Infidelidad Autor: dmmexico, Fuente: CuentoRelatos

    ... dura, hummm, me partiste a la mitad, cógeme bien duro papito rico, metemelaaa!!!”. Sandra siempre había sido muy escandalosa al momento del sexo, desde el día donde perdió la virginidad en sus años de preparatoria, hasta los múltiples amantes que había disfrutado entre sus dos matrimonios fallidos, cuando alguien le había recriminado dicho escándalo, su respuesta había sido “¿Qué quieres?, la tengo apretadita, ¡y la siento toda!, más si esta grande y gruesa”.
    
    La de su jefe estaba bien dotada, y con un grosor más que adecuado, por lo cual cada estocada le producía enormes sensaciones, a las que respondía moviendo la cadera y apretando su vagina, ofreciéndole una deliciosa sensación al macho que la penetraba con fuerza, las enormes manos a ambos lados de su cadera apretaban los rollitos de carne que se hacían en esa zona por la posición adoptada, y cada embestida producía un chasquido de carnes ante la violencia de la invasión.
    
    “¡Toma, toma balbuceaba el jefe, cómetela toda cabrona, hummm que rico aprietas putita, ¡tienes perrito!, si, cómetela perrita, hummm, siii”. De señorita, o señora, dependiendo la ocasión, ahora Sandra había pasado a ser cabrona, putita y perrita, epítetos que no le desagradaban en ese entorno, pero que la hubieran enardecido en cualquier otra situación “sí, soy tu puta, soy tuya, cógeme durísimo papi, méteme la verga, aaay, siiii, huuuu, haaa”.
    
    El martilleo de Rodríguez había adquirido dimensiones gigantescas, sudaba copiosamente, y el furioso ...
    ... mete saca estimulaba enormemente a Sandra que sintió como se le aflojaban las rodillas al perderse en un orgasmo cegador, siendo penetrada desde atrás, sentía la total dimensión del falo que la castigaba, pero al mismo tiempo la premiaba con un placer intenso y prolongado, sobaba sus enormes tetas, y apretaba sus obscuros pezones, su orgasmo no era uno, eran varios encadenados, su pierna izquierda temblaba descontroladamente al combinar la retribución sexual que estaba recibiendo, al esfuerzo físico de estar parada resistiendo los embates con los tacones puestos, el ataque de Rodríguez era atlético, un pistón que movía esa máquina de placer con total autoridad, mientras Sandra ocultaba sus gestos de placer entre su largo cabello que caía sobre su rostro al estar inclinada en posición de recibir, y con los brazos uno encima del otro para crear una resistencia más fuerte ante la violencia de las embestidas de aquel toro que deseaba partirla a la mitad, su verga tocaba los puntos correctos, y un segundo orgasmo se desencadeno entre gritos, el jalo su largo cabello, obligándola a levantar la cara, y ver sus expresiones mientras volvía a venirse con violencia, un hilillo de líquido resbalo por la cara interna de sus muslos, ¿se habría orinado? Pensó, no, no era orina, finalmente había experimentado algo que veía con regularidad en ciertas películas pornográficas, el famoso squirt, y el, al verla, sintió una emoción especial, la estaba haciendo garras, el temblor de las piernas de ...
«12...91011...»