1. Cristina, una mujer prohibida


    Fecha: 15/09/2021, Categorías: Incesto Autor: Dain345, Fuente: CuentoRelatos

    ... arrimón en sus nalgas.
    
    -Papá, ¿Qué haces? -me dijo con tono temeroso.
    
    -Nada, solo miró que haces de cenar -le conteste.
    
    -Por favor, te pido que lo que estabas haciendo en el baño, no lo hagas aquí, así como entre yo, puede entrar mi hijo.
    
    -Discúlpame, hija, lo que pasa es que, desde la muerte de tu madre, no he podido tener un poco de placer, ella era muy buena en eso. Y desde que se fue, no he disfrutado de nada.
    
    Mi hija con un tono algo más tranquila, me decía de cuanto lo sentía y que al igual que yo la extrañaba. De repente, nos dimos un abrazo, ya que ni en el velorio de su madre, pudimos abrazarnos. Al sentir su cuerpo tan cerca y la firmeza de sus senos, mi erección comenzó nuevamente. Y esta vez ella podía sentirla, pues mi pene erecto se restregaba en su pantalón de licra, el cual aún traía puesto.
    
    Se alejó discretamente
    
    -Lo siento cariño, yo no quería que esto pasara, mejor me regreso a mi casa.
    
    -No, descuida, siéntate a comer.
    
    Cenamos sin mencionar ninguna palabra, solo le pregunte por mi nieto, y dijo que ya se había acostado a dormir.
    
    Lavé los trastes y ella se fue a su habitación. Después de un rato, cuando ya todos dormíamos, entre sueños, escuché como la puerta de la habitación se abría muy despacio, y como un tenue rayo de luz, inundaba brevemente la habitación.
    
    Creí estar soñando, cuando vi una silueta que entraba a mi habitación, lo primero que pensé era que se trataba de la muerte misma. Cuando sentí como algo sumía la cama ...
    ... y tocaba mi pierna. Un pánico inundo mi cuerpo, cuando aquella mano acariciaba mis piernas, y como lentamente hacia un recorrido de arriba abajo. Con mis ojos entre cerrados, pude ver que no se trataba de la muerte, sino de mi hija.
    
    Su temblorosa mano seguía el mismo recorrido de arriba abajo, hasta colocar sus dedos apuntando hacia mi entre pierna. De repente, sentí como tocaba mi flácido pene, mientras con un gesto de desesperación trataba de no hacerlo. Comenzó a acariciar mi pene por arriba de la cobija, y este lentamente, comenzaba a ponerse duro. Tanta fue su emoción, que con una calma desesperada hacia el intento de quitarme la sábana que lo cubría. Hasta que por fin lo logró, dejando solo el pantalón de mi pijama, pero eso no le importó. Bajo despacio el elástico del pantalón junto con mi ropa interior y sacó mi pene.
    
    Sentir la caricia de su mano, sobre mi piel, provocó que de repente este se pusiera tan erecto, que era imposible para ella dejar de acariciarlo. Comenzó a bajarme el prepucio y mi cuerpo inmediatamente se llenó de placer, un escalofrió lo inundó, trataba de mantenerme serio y no generar ningún ruido para que ella no se detuviera. Y así continúo, subía y bajaba su mano, con un movimiento delicado, para evitar que me despertara, aquello se sentía de maravilla, mi propia hija, esa niña convertida en mujer me estaba masturbando.
    
    El placer que recorría mi cuerpo era un placer que nunca había sentido, ni siquiera mi esposa había provocado, tanta fue ...