1. Un profesor, una alumna y un colegio católico – Parte 4


    Fecha: 20/05/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Xander_racer2014, Fuente: SexoSinTabues

    A los tres meses de comenzado el entrenamiento, Cecilia había hecho notables progresos. Los deportes y el ejercicio físico le estaban eliminando aquellos kilos que le sobraban al principio y se la notaba con más energía desde el punto de vista físico, a la vez que mucho más contenta desde lo anímico. Incluso en el colegio todos notaban que había cambiado para bien. Algunos de sus compañeros habían empezado a interesarse en ella. Es que no solo se veía más atractiva físicamente. También actuaba distinto. Aquella estúpida timidez del principio había desaparecido, dejando paso a una nueva Cecilia más seductora, más provocativa… ¡más mujer! Las actividades físicas la habían puesto en su mejor forma, pero el taller de expresión y arte escénico le estaba enseñando a comunicarse a otro nivel. Su forma de caminar, de hablar, de insinuarse con miradas y sonrisas provocativas. Evidentemente no era la misma conducta de vida que todos le conocían. Los bailes exóticos la habían entrenado en el arte de moverse seductoramente, aun cuando no estuviera bailando. Recuerdo un recreo en el patio repleto de alumnos. Alguien la llamó de lejos y ella simplemente dio un giro de ciento ochenta grados apoyada en un pie y levantando levemente el otro. Su falda tableada se levantó durante todo su giro y el espectáculo visual de sus muslos descubiertos desorbitó los ojos de más de uno que la vio. Y todo lo hacía a conciencia, es decir, ella planeaba esas cosas. Yo la alentaba a hacerlo. Me encantaba ...
    ... verla provocando a todo el mundo, encendiendo deseos, calentando hormonas. Mis alumnos estaban locos por ella. Por supuesto que ella los endulzaba y luego los dejaba con las ganas. Yo le había encomendado que se pusiera en rol de perra y ella obedecía y creo que hasta lo disfrutaba. En clase, ella se sentaba muy cerca del escritorio del profesor, de modo que le ordené que en aquellas clases en las que tuviera por profesor a un hombre, ella debía sentarse de piernas cruzadas e insinuarse levemente con alguna mirada sostenida, siguiendo al profesor como si estuviera muy interesada en el tema, de tal manera de llamar su atención y hasta llegaba a desconcentrarlo. Incluso en su catecismo supo ser provocativa, al punto que cuando en la sala de profesores éramos solo hombres, escuché comentarios sobre lo buena que estaba y lo diminutas que se notaban sus pantis, cuando la sorprendían de piernas cruzadas, ya que su falda era corta y se le veía todo. Cómo se excitaban todos con aquellas miradas sugestivas y hasta desafiantes. Más de uno se animó a comentar cómo le gustaría cogerse a una hembrita así. Alguno llegó a sugerir que seguramente tendría algún macho. De otra manera no se explicaba semejante cambio. “Alguien la debe tener muy bien cogida” -decían en privado- y yo me hacía el pelotudo. No quería arriesgarme a deslizar algún comentario que indujera a sospecha, pero cómo disfrutaba con la excitación de mis colegas y del resto del alumnado. Me daban ganas de ponerme a gritar que ella ...
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