1. Mi suegra se vino en mi coche


    Fecha: 04/05/2018, Categorías: Anal Sexo en Grupo Voyerismo Autor: Acotorra, Fuente: xHamster

    ... más deseable que nunca. Mi polla no tardó en levantarse en pie de guerra. Diecinueve centímetros de carne rolliza y venosa, dura, marcando un bulto tremendo en mi pantalón. Me levanté de la silla casi como un autómata, caminé hacia mi suegra, y la abracé por la cintura a la vez que le afianzaba mi verga en la quebrada de las nalgas. Ella trató de zafarse sin conseguirlo…—¡Suéltame inmediatamente, Luis!—Me tiene muy caliente, suegra. Quiero que duerma la siesta conmigo.—¡Ni lo sueñes!Mientras le hablaba no paraba de besarla en el cuello y de magrearle las tetas con la mano metida por dentro del sostén. Cada vez le notaba la respiración más entrecortada y los pezones más duros. Eran síntomas inequívocos de que estaba a punto de rendirse…—Podemos pasar un ratito maravilloso, Eloísa. No sea tonta, no deje escapar la ocasión. Sé que anda necesitada de sexo..—Eres el marido de mi hija y está muy mal que nos acostemos; eso no puede ser, no debemos. Lo siento.—Su hija folla conmigo todas las noches, ¿por qué está mal que usted y yo follemos una o dos veces al año? ¡Prejuicios absurdos! Ella no tiene porqué enterarse de nada y además todo queda en la familia. Recuerde lo mucho que la hice gozar el año pasado.—Que no, Luis, que no follo contigo ¡y no insistas! ¡Y suéltame de una puñetera vez!Pero por descontado que no la solté, y en cambio sí insistí en besarla y en manosearla por todas partes, además de que seguía restregándole mi polla en el culo. Poco a poco mi suegra fue ...
    ... cediendo su resistencia y acabó cansada, entregadita, débil, dejándome hacera mi antojo. La llevé hacia su propio dormitorio, la desnudé en un pispás y la tumbé sobre la cama bocarriba. Y allí se quedó quietecita, en pelotas, aguardando a que yo me quitara la ropa. Su coño se me antojaba más peludo que la otra vez y en él volvían a destacar los anchos y oscuros labios de su vulva, ya humedecidos por los flujos vaginales. Nada más sacarme los calzoncillos mi polla salió disparada apuntando alto, tiesa como un mástil. Mi suegra la miraba absorta, como hipnotizada, seguramente porque llevaba tiempo añorando una así de grande y así de gorda. Ya estábamos muy excitados y no necesitábamos de ningún preliminar, por lo que al punto me coloqué entre sus piernas y le metí la polla en su succionante y mojadito coño. Con sólo un par de golpes de cadera se la entré toda, entera, fácilmente además, y luego me la follé briosamente, con energía. Le di con creces los pollazos que ella me demandaba y sin demoras ni pausas, a piñón fijo. Eloísa era, es, una de esas mujeres que no paran de jadear, resoplar y gritar mientras follan. A veces podía entender lo que decía…—Así, Luis, así… Dámela toda, taládrame, métemela mucho, así yernito, duro, como tú sabes, que te sienta dentro, muy adentro, así, así… ¡Qué bien me follas, pirata! Sigue, sigue… ¡Ay! ¡Uy! ¡Ay! ¡Uff! ¡Uff! ¡Uff!Y otras veces no entendía ni jota, si es que había algo que entender. Más bien soltaba refunfuños raros, gruñidos, ...