1. Mi suegra se vino en mi coche


    Fecha: 04/05/2018, Categorías: Anal Sexo en Grupo Voyerismo Autor: Acotorra, Fuente: xHamster

    Un año después de que me follara a mi suegrita Eloísa (véase el relato titulado «Mi suegra se vino en mi moto»), ésta volvió a visitarnos para asistir de nuevo a la fiesta de cumpleaños de su nieta, mi hija, pretexto que le sirvió para pasarse otros cuatro días jugando con la cría. Durante su estancia en casa hablamos con relativa normalidad, educadamente, pero nunca conseguí que me mirara a los ojos. Cuando por fin decidió regresar a su pueblo, mi mujer persistió en abogar por su querida mamá y, claro, sin pretenderlo hizo otra vez de celestina:—Luis, viendo que no tienes nada mejor que hacer, ¿podrías llevar a mi madre de vuelta al pueblo? Yo debo quedarme con la niña, que ya sabes que tiene algo de fiebre.—Por mí parte no hay problema, Elena, pero seguro que tu madre prefiere irse en autobús para no m*****ar.—Sí, bueno, pero ni caso... La llevas tú al pueblo como el año pasado, comes en la casona, te duermes una siestita y vuelves a las cinco o seis de la tarde, salvo que prefieras hacer noche allí y regresar con la fresca.Tal como suponía, Eloísa (mi suegra) no quería que yo la llevara a su casa, pero acabó cediendo ante el empecinamiento de mi mujer. Le pregunté de coña si quería que fuéramos en moto o en coche, y ella ni se lo pensó: «O me llevas en el coche… o me voy en autobús aunque tenga que hacer dos trasbordos y tarde lo que tarde. Las motos tienen demasiado peligro», dijo con retintín y refiriéndose sin duda al polvo que le eché el año pasado tras aparcar la ...
    ... moto detrás de una encina.Esta vez partimos a las nueve de la mañana y con un tiempo estupendo, sin nada de calor pese a que era verano. Por delante se me presentaba una conducción de 280 kilómetros, setenta de ellos por una comarcal repleta de curvas y en mal estado... Mi suegra seguía siendo una de esas maduras a las que les gusta gustar, pues vestía elegante, coqueta y juvenil. A mí no me parecía para nada una vieja no sólo por lo bien que llevaba sus sesenta años, sino porque recordaba el placer enorme que me dio cuando follamos. La tenía por una veterana de soberbio culo, tetas grandes y de cuerpo esbelto cuyas carnes seguramente no eran tersas, pero tampoco pellejas... Me sorprendió que mi suegrita Eloísa sacara a colación nuestro tema secreto cuando apenas llevábamos cinco minutos de viaje:—Luis, espero que esta vez te comportes como un verdadero yerno y que me respetes como es debido.—¿Me echa a mí la culpa de lo que pasó entre nosotros? Le recuerdo que fue usted la que me puso cachondo al restregar continuamente sus tetas en mi espalda cuando íbamos en la moto. Se abrazaba a mí como nunca e incluso me desabrochó algunos botones de la camisa.—Imaginaciones tuyas.—¡No me diga! ¿Me invento también que usted gozó como una loca con el polvazo que echamos?—Una no es de piedra.—¿Y acaso no me dijo que su marido ya no le cumplía en la cama?—No quiero hablar de ese tema.Esa mini conversación tan temprana me llevó a pensar que mi suegra volvía a ponérseme a tiro, pero decidí no ...
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