1. Cuando la oportunidad se presenta...


    Fecha: 02/05/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos

    ... escapar un grito cuando saqué de golpe mi miembro solo para colocarlo frente a su cara.
    
    -¡Me lo vas a chupar zorra!, ¡y te vas a tragar todo lo que salga!; y cuidado con morder porque no lo cuentas…
    
    Acto seguido la sujeté de sus cabellos y dirigí mi pene a su boca; por principio se reusaba a abrirla, pero después de un par de amenazas la abrió tímidamente solo para encontrarse con el sentimiento de saciedad al introducir parte de mi falo en ella.
    
    -Gggggggg –decía mientras las arcadas tanto por la mezcla de sabores como por lo rudo de mis embestidas hacían mella en ella.
    
    -Ahhhhh –salió de mi garganta cuando contemplé como mis testículos chocaban con su barbilla, signo inequívoco que toda mi virilidad estaba dentro de ella.
    
    -¡Siiii!, ¡traga! –dije esto mientras eyaculaba dentro de su boca sosteniéndola de su cabello y su barbilla mientras ella trataba inútilmente de respirar, abriendo la boca para intentar jalar aire por el poco espacio que le permitía mi pene.
    
    Es en ese momento donde no puedo evitar sentir un dejo de remordimiento al recordar, precisamente cuando me retiré de su boca, como las arcadas hicieron que expulsara el contenido de sus intestinos por sobre todo el piso; para después, entre una mezcolanza de fluidos, tenderse sobre el colchón a llorar su desgracia.
    
    Verla así, tan desvalida después de haber abusado salvajemente de ella, hizo que el remordimiento invadiera momentáneamente mi conciencia; ...
    ... sentimiento que tuve que reprimir al escuchar murmullos que se hacían gritos al acercarse, por el patio de las bodegas, en dirección nuestra.
    
    Así que, sin mucha gracia, pero si mucho apuro, tomé en dirección a la salida trasera esperando no encontrarme con alguien que pudiera detener mi huida; cosa poco probable ya que todo el barullo llegaba de la dirección opuesta.
    
    Tomé la calle y, a trompicones, dirigí mis pasos con rumbo hacia cualquier lugar que me alejara de la escena del crimen; cierto era que el abuso tendría consecuencias y no quería estar allí para recibirlas.
    
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    Tanto la luz que inundaba mi habitación como el ruido rutinario de las calles aledañas me devolvieron la conciencia muy tarde por la mañana. No recordaba cómo había llegado ni mucho menos la hora en que lo hice; mi reacción primera: reportarme enfermo (el estado de estrés en que me encontraba llegó, por fortuna, a mi auxilio).
    
    Más tarde, el noticiero dio buena parte de lo acontecido la noche anterior:
    
    “Mujer abusada sexualmente por un par de rufianes, en estado crítico uno de ellos por golpe recibido por quien se cree es su cómplice de fechorías; las investigaciones continúan aun a pesar que la fémina no recuerda detalles de su agresor”.
    
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    Así que ahora estoy aquí, perdido “casualmente” después de quedarme dormido de camino a casa; buscando a quien poder ayudar en esta noche oscura y de calles solitarias… 
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