1. Cuando la oportunidad se presenta...


    Fecha: 02/05/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos

    “La suerte favorece a los audaces”
    
    O a los afortunados…
    
    Comenzó en un día como cualquier otro, entre las prisas por lo cotidiano de los días y la renuencia por cambiar hábitos recurrentes; allí me encontraba, en medio de un tráfico terrible y una cacofonía de ruidos ininteligibles provenientes de todos y a la vez ningún lado.
    
    Era lo normal para ser un día entre semana en esta atestada ciudad, el ir y venir de personas para las cuales su principal preocupación no era, en lo más mínimo, ya no se diga entablar conversación, sino prestar atención a los demás.
    
    Me procuré un lugar en lo más aislado del transporte que, para ese momento, era más fácil decirlo que hacerlo; cosa que, con no poco esfuerzo, pude lograr… ¡meta cumplida por pequeña que fuese al fin y al cabo!
    
    Ya caída la tarde y con la pertinaz llovizna que parecía nunca acabar, aunado al cansancio propio por la jornada de trabajo, fueron factores para que, más que dormitar sobre el desvencijado asiento, quedara como si el campeón reinante de boxeo hubiera tomado por costal mi humanidad.
    
    Fue la fortuna (o el mal estado de la calle), lo que me hizo despertar de mi letargo; que primero me desorientó y después de la primera impresión me hizo ver que me encontraba muy lejos de mi destino.
    
    -¡Maldita mi suerte! –palabra suave antes de saber que aunque la conciencia me había regresado, no haría lo mismo mi abrigo que con tanto esfuerzo había podido adquirir en esa tienda a la que en mucho tiempo o quizá ...
    ... nunca regresaría.
    
    Pedí mi parada y como pude, en medio del mar de gente, baje del transporte en una calle que para nada envidiaría cualquier filme post apocalíptico.
    
    Llegado de un pueblo que en nada se parecía a lo que tenía enfrente y junto al poco tiempo de residir que tenía en esta aglomeración, la lógica indicaba que preguntar por mi ubicación era, en ese momento, algo que podía agradecer; siempre y cuando esta información me fuera dada ya no de manera correcta, sino que hubiera alguien que lo hiciera.
    
    ¡Pero ni un alma asomaba por ese rumbo!, tal vez por el clima, la hora, lo inseguro que se veía el lugar… o todas estas cosas a la vez; así que comencé a caminar en el sentido opuesto por donde creía había llegado el transporte.
    
    En este punto, quiero recalcar, fue donde dio inicio la aventura que al día de hoy cambio mi vida para siempre.
    
    Fue precisamente al dar vuelta en la primera esquina donde iniciaba el baldío trasero de un conjunto de bodegas donde un murmullo (o eso creí escuchar) llamó mi atención, desde el otro lado de la alambrada que delimitaba el predio pude escuchar y creí ver movimiento en ese espacio por demás lúgubre; mi reacción primera: acelerar el paso y salir de ese lugar (lo confieso, como valiente soy muy buen cobarde).
    
    Grande fue mi sorpresa, ya que a pesar del miedo no dejaba de ver lo que pudiera ocurrir del otro lado cuando, de entre el follaje y la herrumbre de las paredes, pude verla; forcejeando por cada paso que involuntariamente ...
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