De Sexo, Drogas y Otros Placeres (Parte 5) - Relatos Eróticos

De Sexo, Drogas y Otros Placeres (Parte 5)

... la nariz para no dejar de chupar, lamer y succionar. Con una de sus manos dirigía mi cabeza a su ritmo, estrujando mi cabello y deslizando sus curtidos dedos de señor por mi fino rostro, acariciando mis mejillas y mentón con torpeza. En la otra mano sostenía un cigarro de ¨mota¨, inhalando profundamente en ratos para exhalar gruesas nubes de humo sobre mi como un ingenioso gesto de superioridad y quiero creer, también como forma de agradecerme tan buena mamada. Debo enfatizar que no solo mi boca le atendía: mi mano izquierda se entretenían en juguetear con sus huevos prietos y velludos, masajeándolos y frotándolos como si fueran dos preciosas joyas a pulir, obsequiándole cada cierto tiempo una que otra lamida por todo el saco. Mientras tanto, con la mano derecha atendía el falo no menos firme y frondoso de Pipe, haciéndolo merecedor de rápidos  y diligentes movimientos que retraían su pellejo y dejaban al descubierto su gorda cabeza que ya babeaba transparente líquido seminal como preciosas gotas de néctar que era mí trabajo recolectar. Ambos tipos se hallaban gozando de lo lindo, siendo evidencia de esto los suspiros, groserías, cumplidos, jadeos y otros ruidos que en señal de aprobación emitían como un par de bestias salvajes. 
En cuanto a mí, me excitaba masivamente lo mucho que hacia disfrutar a Pipe y a Sabras en mi papel nena y más aún, me complacía lo mucho que les prendía mi cuerpo, el cuerpo de Anel. Sobra decir que era mi primera vez como chica al servicio de ...

... un hombre, no llevaba más de dos horas vestidita y arreglada y de hecho jamás había tenido alguna experiencia gay, pero por increíble que parezca, así de rodillas chupando un pito y masturbando otro con destreza, me sentía como toda una chica: plena, femenina, sensual, atractiva y dispuesta a atender las órdenes de sus señores. Como dije al principio: a todo se acostumbra uno, pues lo que comenzó como un descabellado acuerdo para resolver mis problemas financieros se había convertido en una experiencia placentera y excitante, y ahora más que pagar mi deuda, mi principal objetivo era convertirme en la mejor mujer que hubieran tenido ambos sujetos en sus miserables vidas. Así pues, absoluta y religiosamente entregada a mi rol, me esmeraba en cada lamida, chupada y sacudida de mi mano tal y como me gustaría una chica me lo hicieran a mí. 
Ellos no dejaban de decirme cosas como ¨qué rico mamita¨, ¨pinche putita sabrosa¨, ¨ya quiero cogerte muñeca¨, ¨que preciosa maricona¨ y ¨sigue así nena, no pares¨ mientras me acariciaban el cabello y pasaban sus toscas manos de hombre por mi delicado rostro de señorita de tan solo 18 añitos. Yo asentía a sus sucios piropos con esporádicos ¨si papito¨ con mi mejor voz de niñita bien o soltando ahogados ¨mmm mmmm¨ debido al pedazo de carne ocupando mi boca, en una sincronía de mamar y pajear que ocupaba toda mi atención y energías. Aparentemente lo hacía de maravilla ya que ambos hombres estaban totalmente erectos y sus miembros no dejaban de ...