1. Yo, mi marido y el sexo.


    Fecha: 07/05/2021, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: Maica, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... mereces puta mierda”. Acto seguido le escupí en la cara con agresividad, el escupitajo sonó mucho pero no salió consistente, me recordó al disparo de una escopeta. Le estaba gustando lo que estaba ocurriendo, aunque en realidad no importaba, me nació hacer todo eso y lo hice. 
    Quería verle encharcado en mis fluidos así que me puse a cuatro patas como para hacer un 69 pero dejando mi cuerpo despegado del suyo para poder generar el efecto que quería. Le mee encima con toda la fuerza que un chorro de meados puede tener después de varias horas sin evacuar. El chorro calló en la parte superior de su pecho, pero él, al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, corrigió rápidamente su posición para que el chorro, que estaba en su mejor momento, le callera directo en la boca, y así fue, el meado le había llenado la boca casi por completo cuando la meada empezó a menguar. No quería que acabase, deseaba dejarlo todo perdido, aunque ya lo estaba. El chorro era ya un chorrito que sonaba como el último hilito de pis que mi padre soltaba en el retrete con la primera meada del día, ese sonido me puso más cachonda. Le dije que aguantara la meada en la boca, aunque él ya lo había hecho instintivamente, parecía que estaba entrenado para ser un contenedor de mierda. Quería ver todo aquello, así que encendí las luces. En ese momento, tosió un poco y buena parte del meado salió de su boca como fuegos artificiales, el resto del meado lo echó en la cama. 
    Me fijé en su cuerpo, parecía el de un ...
    ... señor mayor a pesar de que solo tenía 43 años, tenía una barriga llena de pelos, una segunda barriga más pequeña como pubis, que también estaba llena de pelos. El meado le había cubierto todo el torso, de manera que su bello se encontraba apelmazado y mojado, el pubis lo dejé de ver porque se había sentado en la cama y su barriga y muslos lo cubrían todo. Quería ver que tenía entre las piernas, no me había interesado en sus genitales hasta ese momento, pero ahora tenía curiosidad, así que le pedí que se abriera de piernas. Obedeció, pero enseguida le corregí diciéndole que se agarrara con las manos por dentrás de las rodillas, pues también quería verle el ano. Su mirada era inexpresiva como siempre, parecía que acababa de venir de trabajar en un día muy aburrido, pero no era así, acababa de mearle en la cara, toda la cama estaba llena de meados, y por si fuera poco mientras examinaba sus genitales me tiré un pedo horrible, muy sonoro, aunque poco oloroso, cosa que me fastidió un poco. Sus genitales..., bueno que decir de sus genitales que no haya dicho ya, era la primera vez que los veía, y la verdad no me sorprendió lo que vi, no me esperaba en lo absoluto que un hombre como él tuviera entre las piernas una buena polla gorda y dura para ofrecerme, se me ocurrió en ese momento la comparación que antes dije del recién nacido. Era una pollita realmente pequeña, más bien se trataba de un pellejo de piel. Agarré esa piel usando mis dedos como si fueran unas pinzas, tenía las uñas ...