1. Yo, mi marido y el sexo.


    Fecha: 07/05/2021, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: Maica, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... la polla antes de penetrarlas, sin preguntar ni nada, cosa que a ellas no les importaba, de hecho, en el momento en que veían el buen hilo de saliva cayendo de su boca  a la cabeza de su troncho, su excitación aumentaba y se metían dos dedos profundamente y con fuerza en la vagina, mientras esperaban a que extendiera la saliva por todo su miembro, deseosas de ser penetradas. Mis amigas no lucen como unas súper viciosas de pelicula porno pero, pareciera que cuando hay un hombre atractivo en frente, las princesas refinadas se vuelven unas cochinas. 
    Mi marido salió del baño desnudo, la luz estaba apagada, como me había pedido él. Solo vi su silueta cuando entró en el cuarto, tenía una barriga y debajo otra barriga más pequeña en la zona del pubis. La oscuridad no me permitió ver su pene. Se sentó en el borde de la cama de espaldas a mi, mientras yo estaba tumbada en la cama también desnuda. Me miró sin decir nada, con cara inexpresiva, y me empezó a acariciar la parte interior del muslo más próximo a él. Intentó subir hasta mi vagina, pero se encontró con que mis piernas estaban bastante cerradas, así que se resignó a mantener la mano a mitad del muslo dando caricias en círculos, esperando a ver si le daba acceso a la zona mágica. Seguí rígida, como un tabla, así que decidió posar su mano en mi pubis, que lo tenía bastante peludo, se puso a jugar con los pelos y me dijo: “vaya estas bastante peludita aquí abajo”, se rio ligeramente en una carcajada que fue casi inaudible y ...
    ... que no duró ni un segundo, yo no me rei, pero le dije: “¿por que no lo hueles?”. Inmediatamente enterró su nariz en mi pubis y aspiró sonoramente, yo seguía con las piernas cerradas. “Delicioso” dijo, “huele fuerte, me gusta”, añadió. Me gustó su respuesta, así que le pregunté si quería oler algo fuerte de verdad, hizo un ruido asintiendo y se tumbó en la cama siguiendo mis órdenes, acto seguido, me puse de cuclillas encima de él y le planté mi ano en su nariz. Hizo una especie de gemido de agradecimiento y placer, y empezó a aspirar, shhhhh, parecía estar gozando el aire más puro del mundo, pero en realidad estaba oliendo la raja de mi culo, sucia de no haberme limpiado con muchas ganas esa mañana, tras cagar en el trabajo, y sudorosa de haber estado sentada ocho horas en una silla barata. Me moví hacia adelante y hacia atrás, asegurándome que le quedara sustancia en todo el morro, movía sus labios y sacaba la punta de su lengua, lo que me permitió limpiarme un poco la suciedad del culo, como cuando te pasas una toallita húmeda, “está saladito”, comentó, yo le contesté: “¡gózatelo, gózatelo!”, mientras aumentaba la agresividad de mi movimiento pélvico. Sus morros se deformaban entre mis nalgas por la fuerza del roce. Me puse de pie en la cama y me giré para quedarme de frente a él, volví a ponerme de cuclillas con la concha peluda y olorosa mirándole a los ojos, y me dijo: “entiérrame el coño en la cara”. Se estaba entusiasmando, asi que mi respuesta fue clara: “no te lo ...
«1234...»