1. La reeducación de Areana (4)


    Fecha: 03/01/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... la pastilla en la boca y le dio a tomar agua del pico de la botella.
    
    -¿Qué es la pastilla? –quiso saber Areana y en lugar de una respuesta recibió un fuerte puntapié en las costillas de parte de Milena. De inmediato tomó conciencia del error que había cometido y murmuró con la vista en el piso:
    
    -Perdón…
    
    -¿Perdón, qué? –la apuró Milena aferrándola por el pelo.
    
    -No… no entiendo… -se desesperó la niña.
    
    -¡¿A quién le estás pidiendo perdón?¡ -gruñó la asistente.
    
    -Pe… perdón, Milena… -musitó Areana con tono apenas audible.
    
    -¡Señorita Milena! –gritó la asistente y le pegó una bofetada.
    
    -¡Decilo! –la apuró mientras la mantenía tomada por el pelo.
    
    -Perdón… perdón, señorita Milena… -murmuró la niña sintiendo que la situación la estaba excitando.
    
    La asistente la soltó y mientras intercambiaba una sonrisa con Marisa dijo:
    
    -Estás aprendiendo, pendeja… ¡Muy bien!... Ahora vamos al baño y hacés pis, no quiero que te mees en la cucha de madrugada.
    
    Areana iba a ponerse de pie cuando Marisa se lo impidió:
    
    -¡¿Qué vas a hacer?! ¡¿Desde cuando creés que podés andar como una persona?!... ¡En cuatro patas, como la perra que sos! ¡Vamos!
    
    A esa altura la jovencita estaba excitadísima y su pudor le hizo rogar que las asistentes no advirtieran el flujo que brotaba de su vagina. Se puso en cuatro patas y así fue al baño seguida por Milena. Se sentó en el inodoro e hizo pis observada con fijeza por la asistente, de cuya concha también estaba surgiendo ...
    ... abundante flujo. Cuando terminó de orinar, la niña hizo ademán de tomar papel higiénico para limpiarse y el gesto le costó una fuerte bofetada que la echó hacia atrás, contra la tabla del inodoro.
    
    -Grabate esto en tu cerebro de perra: no podés hacer nada, absolutamente nada sin pedir permiso. ¿Entendiste?
    
    -Sí, señorita Milena… Sí…
    
    -Pedime perdón. –exigió la asistente.
    
    -Perdón… -murmuró Areana sintiendo una inmensa tensión que le dificultaba respirar.
    
    -¡¿A quién le estás pidiendo perdón, pendeja de mierda?!
    
    -Perdón… Perdón, señorita Milena… -dijo Areana con una voz cada vez más tenue por el miedo y la calentura que la estremecían al mismo tiempo.
    
    -Le pido permiso para limpiarme, señorita Milena… -murmuró y el permiso le fue concedido.
    
    -Grabá esto en ese cerebro de perra que tenés: no podés hacer nada sin permiso, ni siquiera mover un dedo. ¿Te quedó claro, pendeja?
    
    -Sí… sí, señorita Milena…
    
    -Bueno, levantate de ahí, limpiate y ponete en cuatro patas. –Areana obedeció y entonces la asistente le ordenó:
    
    -A la cucha, vamos, movete, perra. –y la siguió contemplando excitada esas nalguitas que hubiera querido azotar en ese mismo momento. Una vez en la habitación, Marisa le ordenó que entrara a la cucha y se acostara boca abajo con las manos en la espalda. Entonces la mujerona metió medio cuerpo adentro de la cucha, le colocó las esposas y después los grilletes en los tobillos. Ambas asistentes recogieron los recipientes y la botella de agua mineral y ...
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