1. La reeducación de Areana (4)


    Fecha: 03/01/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... depositara en él con un cucharón una porción de carne al horno con papas. Luego Marisa tomó una botella de agua mineral que había dejado en el piso y vertió un poco del contenido en el otro cuenco.
    
    -Bueno, ahora a comer, putita. Cuando volvamos en media hora no quiero ni un miserable resto de comida ni una sola gota de agua. ¿Está claro? –dijo.
    
    -Sí… -murmuró Areana mientras se preguntaba cómo haría para comer si no le habían traído cubiertos.
    
    Milena advirtió que la jovencita miraba ambos recipientes y adivinando lo que pensaba le dijo mientras sonreía burlona:
    
    -¿Nunca viste comer a un perro? –y agregó: -Ya oíste a Marisa, cuando volvamos queremos vacíos los dos recipientes y recordá que acá se obedece.
    
    -Sí… -murmuró Areana sin darse cuenta. Al escucharla mientras abrían la puerta se miraron, sonrieron malévolamente y la mujerona dijo:
    
    -La pajarita ya está en la jaula.
    
    -Sí, o la perrita en la cucha. –agregó su compañera.
    
    Cuando quedó sola, Areana se arrodilló ante los cuencos de comida y bebida con la intención de dar cuenta de su cena. Le costó asumir la situación, pero pudo lograrlo y sintió una intensa satisfacción unida a la conciencia de que rápidamente estaba siendo cada vez más ella, más realmente ella. Supo –y la revelación la estremeció- que ella era una perra en un cuerpo de mujer y que en su ignorancia anterior sobre tan contundente realidad había merecido el maltrato y las bofetadas de Milena, sus humillaciones y su rigor. Se inclinó ...
    ... entonces hacia el recipiente con la comida y comenzó a tomar los trozos de carne y las papas con los dientes, para desplazar su rostro cada tanto hacia el cuenco con el agua e ingeniárselas para beber. Tenía que ingerir todo, tanto la comida como el agua, no tanto por la amenaza del castigo sino porque era su obligación. Se lo habían ordenado y tenía que obedecer, y lo consiguió. Devoró toda la carne y las papas y bebió toda el agua. Finalmente, limpió ambos recipientes con la lengua hasta comprobar, satisfecha y orgullosa, que no había en ellos ni siquiera el más mínimo rastro de lo que habían contenido. No supo cómo esperar a las asistentes, si en la cucha o afuera, donde había cenado, y en esa duda eligió aguardarlas afuera y arrodillada.
    
    Minutos después volvieron las dos y fue Milena quien se acercó primero a los cuencos mientras Areana permanecía de rodillas y con la cabeza gacha. La asistente observó ambos cuencos, los alzó y los acercó después a Marisa:
    
    -Mirá. –le dijo, y la mujerona ladeó sus labios en una especie de sonrisa mientras se inclinaba sobre la pupila:
    
    -Veo que vas entendiendo, mocosa. –le dijo y Melina agregó:
    
    -Sí, la pendeja es más inteligente de lo que yo creía. Sabe lo que le conviene.
    
    “No es una cuestión de inteligencia.” -se dijo Areana mientras Marisa sacaba del bolsillo de su chaqueta una pastilla y luego tomaba la botella de agua mineral que había quedado en el piso.
    
    -Abrí el hocico. -le ordenó a la pupila y cuando ésta lo hizo le metió ...
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