1. La reeducación de Areana (4)


    Fecha: 03/01/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Empezaba a percibir, cada vez con mayor claridad, que probablemente hubiera estado buscando precisamente eso que acababa de encontrar en la casa: rigor, imposición de límites, castigo.
    
    Por eso su pésimo comportamiento en procura de que su madre la pusiera en vereda. Había algo del desafío y la rebeldía adolescente en busca de una identidad más allá de la infancia que se abandonaba, pero en ella todo eso estaba exacerbado y teñido por una presumible condición de sumisa. Intentó negar que había sentido un placer intenso mientras Amalia la zurraba. Procuró distorsionar en su recuerdo esa mezcla de dolor y placer, placer y dolor que le había proporcionado esa mano cayendo una y otra vez sobre sus nalgas. Intentó distorsionar en su memoria el recuerdo de ese dolor, pero fue en vano y abandonó su propósito para reconocer y aceptar todo lo voluptuoso y excitante de ese dolor, e incluso tuvo que admitir con cuánta ansiedad había deseado, luego de un chirlo, que llegara el siguiente. Ese velo que empezara a correrse en su interior profundo después de la primera nalgada se agitaba ahora como removido por un vendaval impiadoso que lo iba corriendo más y más dejando al descubierto una zona donde vibraban pulsiones, sentimientos y deseos ocultos por largo tiempo y que ahora empezaban a tomar forma y avanzaban lentamente pero sin pausa hacia el consciente de la niña.
    
    “Me mojé… mientras ella me pegaba me mojé”… -recordó entre avergonzada y caliente. Lamentó estar esposada y no poder ...
    ... masturbarse y esa impotencia le llenó los ojos de lágrimas, le agitó la respiración y sus fosas nasales resultaron insuficientes para el cometido de enviar aire a sus pulmones. Tuvo que abrir mucho la boca y respirar por ese conducto durante un largo rato, hasta que finalmente logró tranquilizarse en alguna medida, sólo en alguna medida, aunque seguía avanzando por esa senda en la que acababa de adentrarse. El velo interno que había ocultado sus deseos más profundos y oscuros ya no la protegía. Ahora era otra Areana, tenía otra identidad, la verdadera, la que había buscando inconscientemente con su pésimo comportamiento y que le había sido revelada en casa de Amalia. Sentía, por un lado, una excitación muy grande, no sólo sexual sino vitalmente abarcadora, pero por otra parte también temor ante el interrogante de adónde la llevaría todo eso que acaba de descubrir en ella. “Soy un monstruo...” se dijo dolida y culposa. “una pervertida…” y se quebró en sollozos.
    
    No supo cuánto tiempo había pasado hasta que de pronto escuchó el sonido de la llave girando en la cerradura, vio que la luz de la habitación se encendía y oyó las voces de Milena y Marisa. Los latidos de su corazón se aceleraron y mucho más cuando la mujerona la tomó de los tobillos y tiró de ellos hasta sacarla de la cucha. Vio a Milena sosteniendo una olla mientras Marisa le quitaba los grilletes y las esposas.
    
    -Te traemos tu cena, mocosa. –le dijo la mujerona y levantó uno de los recipientes para que Milena ...
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