1. Trío en la piscina con nuestra adorable hija


    Fecha: 31/12/2017, Categorías: Incesto Autor: LadyClarisa, Fuente: SexoSinTabues

    ... ciudad. Los altos muros de concreto de cuatro metros de alto nos daban una privacidad envidiable, perfecta para que tomáramos el sol mientras Laura se bañaba con un infantil bikini. —¿Crees que Laura está desarrollándose correctamente? —le pregunté a Felipe. Él tenía la vista puesta en un libro erótico, pero mis palabras le hicieron mirar a su hija. Desde allí, la transparencia de la tela revelaba unos pechos aun sin levantar, y un sexo limpio y puro todavía. Las piernas mojadas estaban relucientes y ella las tenía fuertemente cruzadas. Estaba jugando con una consola de vídeo que le había regalado luego de que ella comenzara a sentirse culpable por hacer el amor conmigo. —Creo que está creciendo bien. Ya tiene más carne en el cuerpo. —Las niñas desarrollan más rápido. No me impresionaría si quisiera tirarse al novio a los doce años. —Estará bien, mujer. Acaricié la entrepierna de mi marido, y él me lanzó una mirada interrogadora. Decidí ignorarla. —Anda, pero si mira cómo se te ha puesto sólo de verle el culo a tu hija. —¿Te sientes bien? —rio él. —Claro que me siento bien. Vamos a nadar con ella. Estuvimos en el agua durante un rato. El cuerpecito de Laura se frotó accidentalemnte con el de mi marido en varias ocasiones, y en la mayoría de ellas, era yo quien lo provocaba. No tardé en darme cuenta de que Felipe comenzaba a seguirme el juego, quizá dándose cuenta de que Laura también era una mujer en miniatura, pero con una ingenua perversión asomándose por sus ojos negros. ...
    ... Eso ayudó. —Se te quedarán las líneas de bikini —le dije a mi nena antes de desabrocharle el listón del brasier y lanzar su prenda al agua. Sus pechos ya comenzaban a adquirir una forma curvada y deliciosa. Los míos, por el contrario, eran más firmes y torneados. —Qué crecida ya estás —mencionó Felipe, sin poder evitarlo. Laura se echó para atrás, haciendo que sus senos adquirieran un ángulo sugerente y revelador. Cuántas veces me había metido esos diminutos pezones a la boca. —¿Qué hay de los míos? —le pregunté, amazándome las tetas. La pequeña nadó hacia mí, acariciando mis pechos y tanteándolos con los dedos. Felipe no dejó de mirarnos. Noté el fuego encendiéndose detrás de sus pupilas cafés. —Joder, me van a poner loco ustedes dos. Reí y abracé a Laura, asegurándome de que mis manos le cubrieran los pequeños pechos. —¿Qué haces mirándole los senos a tu nena? —No lo estaba haciendo —rio él. Le guiñé un ojo, y como si una conexión empática y corrupta hiciera contacto con mi esposo, él nadó hasta nosotras. Yo estaba de espaldas a Laura, presionando las puntas de sus pechos. No pude ver la cara de mi hija mientras su padre, desnudo de la cintura para arriba, se ponía frente a ella para cubrirla como si ella fuera el relleno de un emparedado. Advertí sus pectorales presionando los infantiles encantos de nuestra hija. Él y yo nos mantuvimos en silencio, guiándonos con los ojos, haciendo promesas de infinita perversión y deseo incestuoso. En poco segundos le hice saber cuáles ...
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