1. Con Un Ladrón En Callejón


    Fecha: 28/01/2021, Categorías: No Consentido Tus Relatos Autor: LilithMonzerrath, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... tenia idea de lo doloroso que fue para mi. Es por eso que no quise volver a hacerlo más.
    
    — Así, succiona... — decía llenándome de repugnancia mientras su polla entraba más en mi boca. De vez en cuando la sacaba para poder respirar pero luego tuve que tomarla con una mano 
    y así chuparla con suavidad y rapidez. Quería que acabase rápido. — Ohhh joder! Que delicia..
    
    Sus palabras me llenaban de asco. Mis lágrimas habían mojado mis mejillas y para no ver el pedazo de carne en mi boca cerraba los ojos. Sus gruñidos pasaron a ser golpes contra la pared de enfrente suyo, sus puños se habían apoyado en él al igual que su frente. Pronto se correría.
    
    — No te detengas. Sigue asi.. — suplicó. 
    
    Era el momento. Continúe succionando su polla hasta sentir el liquido espeso y caliente entrar como chorros en mi garganta. Él sujeto mi pelo con fuerza y no permitió que sacara su polla de mi boca hasta tragar cada gota de semen y dejarla limpia. Ni siquiera el asco o miedo me salvaron de no hacerlo. 
    
    Y cuando pensé que se iría, que me dejaría en paz saque la polla de mi boca y esta seguía dura como roca, solo que esta vez estaba apuntando arriba. Él me agarró de la muñeca y me empujó contra la fría pared. Quedé de espadas contra la pared, mirándolo a los ojos llenos de lágrimas pero él se abalanzó como león a su presa y con la navaja rompió mi blusa y mi sostén, dejándome desnuda. 
    
    Traté de cubrirlos con mis manos pero su boca parecía querer comermelas. Las chupaba y mordía ...
    ... con tal deseo que me provocaba un dolor en los pezones. Mi mano subió con la intensión de tocar su pecho y empujarlo pero por accidente tocó la punta de su polla caliente y él enloqueció. 
    
    De la nada arrojo la navaja al suelo y con su mano libre bajó mis bragas por debajo de la falta. Las había rotó y el muy desgraciado se las guardó en el bolsillo. Fue ahí cuando quise empujarlo pero él era más fuerte y me tomo por las caderas hasta sentarme en su cintura. Traté de huir pero me tenía acorralada y encima de él como para tratar de hacer algo, su polla estaba rozando mi intimidad y solte sollozos. Me destruiría. 
    
    Él solo se río y no tuvo la necesidad de acomodarla en mi entrada, sus manos estaban sujetando mis piernas y su polla habia logrado meter solo la punta en mí. Quedé atónita. A medida que él metia más su polla yo hundía mi rostro en su hombro y apretaba sus hombros con mis uñas. Seguramente lo había dejado marcado, tan o más de lo que él me marcó a mí.
    
    — Qué estrecha estás, maldita sea.. Qué delicia. — me penetró completamente.
    
    Él era joven, podría decirse que no pasaba de 22 años. ¿Qué ganaba con hacerme tanto daño? Cada embestida, cada grosería y cada succión de su boca en mis senos me estaban torturando. Yo lloraba y rogaba que se detuviera, que ya no podía más pero no parecia importarle. 
    
    Para el colmo no sabia como funcionaba esto, no sabia qué hacer para calmar el dolor dentro de mi intimidad. Parecía que con cada movimiento yo apretaba ahí abajo, ...