Todo va mejor - Relatos Eróticos

Todo va mejor

... a buscar revistas al lavadero!
-Está bien, pero tengan cuidado. A muchos cachivaches.
-Vamos. - Tuky me sonrió y me besó en la boca. 
Subimos las escaleras y en la mitad, antes de llegar a la terraza, como en un descanso, a una media altura había un cuartito que oficiaba de lavadero. Efectivamente estaba lleno de cachivaches, el lavarropa y la pileta.
Mi reacción fue instantánea.
-Allí, apoyate sobre lavarropas. 
-¿Cómo?
-Recostaste en él. – Le indiqué como ponerse. 
Lo hizo. Le levanté la pollera, me saque el choto, le corrí la bombacha, y apoyé el glande en la concha. 
Se la apoyé nomás, sin penetrar.
-¿Tenés himen? ¿Sos virgen?
-¿Cómo?
-Si estuviste cogiendo con algún chico.
-No, no, no. Nunca.
-No te lo digo como reproche. No te preocupés por eso. Es para saber si tenés himen, si sos virgen. ¿Nunca te metiste los dedos, un cepillo, algo que te guste meterte, que te haga gozar?
-¿Por qué? ¿Qué pasa?
-Para no ser grosero ¿nunca te masturbaste, te hiciste una paja? Es lindo, yo lo hago, me hago la paja pensando en vos… 
-¡Jajaja! Bueno…, me da vergüenza… - Tuky no me miraba. Apoyaba la cabecita sobre el lavarropas. - Sí, me acaricio pensando en vos, pero no ahora… ¡desde siempre! ¡Por qué es tan importante? 
-Porque no te quiero lastimar, hacerte daño, que te duela. - Seguía con mi glande contra la conchita. - Te lo pregunto para no hacerte daño, no quiero lastimarte, por eso lo quiero saber.
-No sé. Nunca me pasó nada.
-¿Sangre o algo así?
-No, ...

... tampoco.
	Le bajé la bombacha. La saqué por los pies y me la puse en el bolsillo. ¡Estaba muy húmeda!
-Bueno. Te la voy a meter. Decime si te duele o molesta. Te la saco. No quiero lastimarte. 
-No, dale, dale, metemela. Quiero sentirte, tengo muchas ganas. 
-Bueno, ¡pero primero esto! – me agaché y le pasé la lengua por la concha.
-Uy dió. ¿Qué haces? ¡Es lindo!
-Abrí bien las piernitas, tesoro.
	Con una rodilla en el piso me dediqué a chupársela y lamerla. ¡Riquísima! ¡Jugosa! Cuando encontré el clítoris lo apreté con los labios. Tuky tembló y lanzó su primer orgasmo.
-¡Aíííí´! ¡Ahhhh! ¡Ayyyy! ¡Que rico!
-¿Te gusta?
-¡Me enloquece!
-Ahora te la meto. Pero no grités. Nos va a oír tu mamá. 
Empujando despacito, tan mojada, deslizaba muy bien. Tenía la conchita muy cerradita, apretadita, no parecía tener entradas allí. Busqué agacharme un poco para que la pija le acariciara el clítoris. ¡Me encantaba verle el agujerito del culo!
-¡Ahahah! ¡Me gusta! ¡Me corro, chorreo!  
-Callate, no hagas ruido. 
-Es que no puedo callarme. ¡Es divino! ¡Chorreo toda!
Efectivamente sentía el chorreo de sus jugos sobre mis piernas. Me había bajado los pantalones, los tenía en los tobillos. Llegué hasta el fondo. O no había himen o era tan elástico no que no ofreció resistencia.
-Pero no puedo acabarte adentro tesoro.
-¿Por qué? 
-Por qué podes estar en días fértiles. ¿Lo sabés? ¿Tomaste nota de cuando fue tu última regla?
-Oh, sí, hace 15 días.
-Entonces estás en días fértiles. ...