Todo va mejor - Relatos Eróticos

Todo va mejor

... conversación de mudos pues Tuky sólo me miraba, aunque de vez en cuando apoyaba su manito sobre mi muslo, para hacerme algún comentario sobre lo que veíamos. Una telenovela romántica. ¡Dios santo! ¡Qué plomo!
Las dos horas se me hicieron interminables. Tener una criatura tan hermosa al lado y no poder ni tocarla. Bueno, YO no quería tocarla. Tenía miedo que apareciera la madre y hubiera un “malentendido”.
Aunque la mamá en ningún momento apareció. O sabía, o creía saber, como era yo, o esperaba que su hija se comportara “correctamente”. 
Cuando llegó la hora me despedí y Tuky me acompañó a la puerta. 
Me abrazó y me dio un beso, casi, casi, sobre los labios. Se lo devolví de igual manera… y se sonrió. 
-Te espero el miércoles. ¡Me va parecer un siglo!
-Sí, a mí también. - ¿Qué otra cosa le podría decir?
Me fui caminando tranqui y al llegar a la esquina me di vuelta. Ella estaba en la puerta y me saludó. Hice lo mismo, con una sonrisa. Quería que estuviera bien, contenta. Pero pensé que si el próximo miércoles era así no vendría más. Diría que me cambiaron el horario, cualquier cosa, lo que sea.
El miércoles fui a la hora convenida. También estaba Tuky en la puerta. Esta vez el beso y el abrazo fue más vehemente. Bueno, espero que no se confunda. Me gusta mucho, pero no puedo hacer nada. Es así, no hay otra.
Llegó el refrigerio, los bizcochitos y la televisión. Paciencia.
En un momento dado, y sin ninguna relación con lo que veíamos, Tuky me dijo “¿sabes que el ...

... cuerpo humano no es simétrico?”
No sabía a qué venía eso. Yo sabía lo de la asimetría del cuerpo humano, pero no lo dije. Ya que Tuky quería hablar de eso, iba a dejar que se explayara. Por lo menos hablaríamos de algo.
-¿Si? ¿Mira vos?
-Sí. El otro día vi en esa revista tan grande con tantas fotos que compra papá. Había unas fotos de la cara de varios artistas en que habían hecho una división justo en la mitad de la nariz y habían puesto las mismas mitades para completar la cara, mitades juntas, las dos de la izquierda y las dos de la derecha, y eran caras totalmente distintas. En una aparecían más flacas y en otras más gordas. Es notable.
-O sea que nuestras orejas no son iguales.
-Claro, ni los ojos, ni siquiera los labios, una mitad no es igual a la otra… ¿y sabés en que me fijé…? – se acercó a mi oreja y me lo dijo bajito.
-Me fijé y… tengo la teta izquierda más grande que la derecha.
-¿Así? No me di cuenta.
-Mirá, fíjate. 
-Bueno, así no me doy cuenta.
-Mirá, tocá, tocá. - Me tomó las manos y las puso sobre las tetas. Las tomé, por supuesto. Agarré firmemente los dos globos.
-¿Ves? ¿Te das cuenta? - Tuky sonreía complacida. 
-Sí, tenés razón. La izquierda es más grande, debe ser para proteger mejor el corazón. Y seguro que tampoco los glúteos son simétricos.
-Ah, eso no me los puedo ver bien. No me puedo poner frente al espejo para verlos bien. Siempre quedo un poco de costado.
-Bueno, dejame que los vea y te digo.
-¡Jajaja! - Se reía despacito. – Bueno, ...