1. El esclavo romano III


    Fecha: 10/08/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Máximus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... Sentí a mi paso como sus vellos anales abrazaban mi verga, como si la quisieran detener de entrar en el cuarto prohibido de un hombre hecho y derecho. El interior seguía apretado, pero ya no de forma tan extrema como las primeras veces. También el hecho de que su interior estuviera lleno de mis mecos hacía más fácil la penetración. Skýlos ya no podía decir nada, de vez en cuando soltaba gritillos pero conforme su ano empezó a dilatarse eran menos sus quejidos. 
    -No soy puto, no soy puto… No quiero hacerme puto…
    Repetía entre dientes y no se atrevía a mirarme. Así duré bastante tiempo, a lo mucho unos ocho minutos. Era bastante en comparación a las otras veces que lo había cogido. Y entonces sentí que mis huevos se contraían anunciando mi tercera corrida. Empecé a bombear más rápido y más fuerte. Con mucha agresividad, parecía que quería matarlo a vergazos. 
    -No, por favor… Adentro no…
    Suplicaba Skýlos. Yo lo ignoré.
    Bajé mi cuerpo y me dejé caer sobre el muchacho mientras que de mi verga salían chorros y chorros de leche espesa y tibia. Unos 12 chorros fueron a parar a lo más profundo del ...
    ... chico. 
    -¡MALDICIÓN! ¡MALDICIÓN!
    Gritó el joven con ira y su orgullo herido cuando sintió la leche de hombre llenar su agujero intocable
    Así duramos unos minutos, hasta que por fin sentí que mi erección bajaba. Saqué con mucha dificultad mi verga flácida del apretado culito y me dejé caer a un lado de mi Skýlos.
    -Puedes soltarlo…
    Dije jadeando y mi otro esclavo soltó los brazos del muchacho que cayeron como costales en el suelo. Estábamos exhaustos.
    -Si fueras mujer yo creo que ya estarías embarazado niño.
    Me burlé tumbado en el suelo y volteé a ver a mi chico que estaba perdido mirando el techo. Con su pecho subiendo y bajando con grandes bocanadas de aire y el cuerpo cubierto en sudor, de él y mío. Honestamente sus axilas velludas ya empezaban a desprender el olor del sudor adolescente y no me molestaba. El comentario que le hice le hirió el orgullo varonil, porque su cara neutral se transformó hasta una mueca de llanto y empezó a llorar en silencio.
    
    Continuara…
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    Gracias por leer. 
    ¡Buena jalada! 
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