1. El esclavo romano III


    Fecha: 10/08/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Máximus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... agarré mi verga y apunté al culo del chico, y con mi otra mano lo sujeté del hombro. Cuando él sintió mi mano en su hombro rápidamente grito: 
    -¡No señor, no por favor.. noooo! ¡AAAAH…!
    Pero fue muy tarde, ya que, otra vez, de un solo golpe le metí la mitad de mi virilidad en sus entrañas. La muchacha se asustó por el grito y se escabulló de la zona de guerra. Notó decepcionada que Skýlos había perdido la erección a causa de mi metida. Es que el chico era 100% heterosexual, ni que hacerle. 
    -¡NOOO! ¡NOOO! 
    Gritaba mi muchacho con todo el aire de sus pulmones. Su interior estaba muy apretado, y en lugar de aflojar para mitigar el dolor, el muy idiota apretaba más. Yo so sujeté de atrás de sus rodillas, me puse de pie y lo cargué sin sacarle mi mazacote del asterisco. Él se recargó en mi pecho y así lo hice cabalgar cobre mi herramienta hasta que se la metí casi toda completa. Algo impedía mi entrada final, sentía que la punta de mi verga chocaba con una pared, pero ese muro interior no era rival para mi lanza. Se la empecé a sacar lentamente, centímetro a centímetro, Skýlos respiraba con agitación e intentaba agarrarse de mí para no caer y enterrarse solo la estaca. Cuando saqué mi cabecita a la mitad solté sus piernas y lo dejé caer de lleno sobre mi verga. Un grito de dolor y un grito de placer inundaron la habitación. Él se enterró solo por su propio peso y yo había logrado penetrar su segundo anillo anal. Fue tanto el placer que sentí en aquella segunda desvirgada ...
    ... que me corrí otra vez dentro de él. Duré pocos segundos porque obviamente él no se iba a quedar así nada más. Se movió pronto hacía adelante, soltando mi verga de su agarre anal. Yo alcancé a sentir que antes de salir del todo, mi cabeza se había atorado unos instantes en su compuerta. Cuando mi verga salió de su culo estrecho se escuchó un pop y como mis huevos aún no terminaban de soltar toda su carga de leche pues seguí disparando chorros de lefa que se depositaron en la espalda del muchacho, sus nalgas y el piso. Él dio un par de pasos y se cayó en el suelo. Vi que intentaba levantarse, pero sus piernas temblaban y no respondían.
    Aún no estaba satisfecho y no dudé en buscar mi tercera corrida del día.
    Fui hasta donde Skýlos estaba intentando huir, pero lo detuve y me dejé caer sobré él, con mi verga entre la rajada de su culo. 
    Escuchaba su respiración agitada y como luchaba por salir de la situación, pero todos sus esfuerzos eran en vano. Le di la vuelta y pedí a uno de mis esclavos que sostuvieran sus brazos sobre la cabeza. Para que no se le diera por atacar mis ojos. El esclavo lo hizo y tomó al chico por los brazos. Yo levanté sus piernas y me las coloqué sobre los hombros. Bajé antes hasta su pecho y besé con pasión sus pezones rosados que estaban erectos. Miré hacía abajo y noté su penecito flácido y sus huevos rebotando con cada sacudida. El hecho de que tuviera su zona púbica tan peluda me excitaba muchísimo. Puse mi verga en su fundillo y lo volví a penetrar. ...