Sexo facil en la bodega - Relatos Eróticos

Sexo facil en la bodega

... se lo pregunté, y la respuesta que me dijo si me tomo un poco por sorpresa.

"Te gustaría que sacará el estrés que tienes, jugando un ratito con tu pene", acto seguido ella jala de mi corbata para empezar a besar mi cuello mientras manoseando mi  pene sobre mi pantalón, no era mi sorpresa el que me haya dicho eso o lo que estaba haciéndome sí no más bien que los chismes que tanto decían de ella eran más que justificados para ya creeme todo de ella.

De obvias razones acepté su propuesta, digo, una chica como ella no se le niega ni se desaprovechan esas oportunidades, por lo que sin sonar impaciente le había dicho que me agradaba su idea. Ella me sonrió de manera un tanto picara para luego darnos un beso un tanto juguetón. De pronto ella baja lentamente poniendose de cunclillas a nivel de que su cara topara con el cierre de mi pantalón, para luego nuevamente tocar el bulto ya formado, mostrando un rostro sexoso mientras mordía sus labios de manera sensual.

Yo no quería parecer impaciente a pesar de que teníamos un poco el tiempo encima, aún así dejé que ella hiciera el trabajo; poco a poco ella bajaba el cierre de mi pantalón y desabrochaba mi cinturón para que ella a continuación metiera su mano sin ningún problema, sacando mi ya casi duro pene, jalandola con una suave mano mirándome a los ojos, segundos después, sentía sus ricos labios besando todo el tronco de mi pene, incluso una pequeña mordía que me hizo estremecer, ya sin perder tiempo empezó a mamarla bañándola ...

... de su saliva.

Por mi parte, me relaje apoyando mi espalda en la pared mientras cerraba los ojos y disfrutaba del momento, sintiendo como su lengua jugaba con mi verga y lamía la cabeza, la rica boca calientita, babeando y mojando todo el palo y succionarme cada líquido que sacaba. Duramos así unos 10 minutos hasta que ella frenéticamente, me masturbaba rápido y brusco buscando que me corriera y así lo hizo, su oral fue muy rico para venirme bastante. Ya una vez que termine abrí los ojos para mirar a Celeste limpiando los rastos que cayeron en en su cara, y parte de su blusa y cabello (por fortuna la blusa es blanca). Le di un pequeño trapo para limpiarse y solo me dijo que en un rato me alcanzaría; durante las siguientes horas del trabajo pasaron normalmente sin tocar otra vez el tema.
3 días después, había llegado otro cargamento con mucha más mercancía que otras veces y para mí mala suerte me tocaba a mí el acomodo de toda nuestra bodega, lo cual era bastante, que ya estaba mentalizado de que no podría vender hasta que terminara.
Ya más o menos como a las 6 de la tarde había terminado todo por lo que decidí descansar un rato antes de bajar a mi lugar, no pasaron ni 5 minutos cuando escucho a alguien subir y para mi sorpresa era Celeste, ya antes de decir algo ella se pone de rodillas para luego abrazarme y disculparse ya que al igual que yo tenía la acción de venirme ayudar pero como no encontraba quien cuidara el lugar no podía venir.

Aunque para mí sonaba un tanto ...