1. La edad de los descubrimientos


    Fecha: 17/02/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Donathien, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... cuando choqué con el borde y me desplomé de espaldas, con él encima, besándome con fuerza. Sus labios se enfocaron en mi cuello y su mano se coló bajo mi camisa. Sentir su palma cálida en la piel de estómago y pecho era excitante. Jugó con mi ombligo y luego metió la mano bajo el resorte de la sudadera y siguió las costuras del diminuto calzoncillo. 
    
    Mi respiración estaba agitada y mi corazón latía a tal velocidad que pensé que iba a parar en cualquier momento. Una semillita de pánico titilaba en el fondo de mi conciencia pero lo que él estaba haciendo era tan delicioso que decidí ignorarla, porque había subido mi camiseta y me estaba besando el pecho. No sabía que mis pezones eran tan sensibles y el contacto de su lengua y los suaves mordisquitos me hicieron gemir. Siguió besando mi vientre y empezó a deslizar la lengua siguiendo el borde de la sudadera. Yo me debatía entre salir corriendo y gritarle que me quitara la ropa.
    
    Como si escuchara mis pensamientos me quitó el pantalón de algodón y empezó a darme besos en las piernas, en la cara interior del muslo, subiendo hacia mi sexo palpitante que apretaba la tanga como queriendo romperla. Él me tocaba el pene de vez en cuando pero estaba muy concentrado besando mis muslos y mis caderas siguiendo el camino marcado por la delgada tira de la tanga, acerca de la cual me comentó que le gustaba y que se me veía muy bien y las ganas que tenía de hacerme muchas cosas allá abajo. Empezó a bajarla muy despacio, besando ...
    ... lentamente la piel que poco a poco se descubría en mi bajo vientre, que entonces aún era lampiño y suave. Finalmente liberó mi pene y empezó a besarlo sutilmente, desesperantemente. Me atreví a mirar hacia abajo y vi que mi erección era mucho más grande de lo que creí que podía alcanzar. Me pidió que separara y levantara las piernas y me dio besos también en las nalgas, acercándose lentamente al ano. Yo estaba a punto de gritar.
    
    Cuando me lamió el glande me tomó por sorpresa y en efecto grité. Usó su lengua en un punto sensible pero me soltó de pronto y se fue de la habitación. Pensando que su madre había regresado me vestí apresuradamente y esperé, dividido entre el miedo y la excitación, sentado en el borde de la cama.
    
    Regresó con dos vasos de refresco con hielo y reconocí que tenía bastante sed; tenía la boca reseca de jadear. Mientras tomaba despacio mi bebida, se arrodilló frente a mí, regañándome por haberme vestido, y me bajó pantalón y tanga, y volvió a hacerme sexo oral con los labios y la lengua deliciosamente helados. Luego tomó un trocito de hielo y jugó con él en mi glande. Tuve que soltar el vaso y recostarme, y estaba gimiendo tan fuerte que, entre risas, me dijo que no hiciera tanto ruido, que nos iban a escuchar los vecinos.
    
    Entonces se incorporó, se desnudó por completo y, besándome en la boca, me ayudó a deshacerme de mi ropa y zapatillas. De pronto me invadió una sensación extraña; era la primera vez en mi vida que estaba completamente desnudo con otro ser ...