1. Una noche en el calabozo


    Fecha: 13/02/2020, Categorías: Sexo en Grupo Tus Relatos Autor: Kalu Arba, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... comisaría porque estaba robando el dinero de un comercio?
    
    No supe que contestar. Me quedé muda. 
    
    —Pero nosotros somos policías. Nuestro deber es proteger a los ciudadanos. Quizá podamos encontrar otras alternativas.
    —¿A qué se refiere? —le pregunté. 
    —Me refiero a que las mocosas como tú, merecen un castigo más apropiado que el que les dan papi y mami. Por lo tanto, pasarás la noche aquí, reflexionarás sobre lo que hiciste y mañana te llevaremos a tu casa. Tendrás que pensar que les dirás a tus padres. 
    —Le juro que yo no quise hacerlo, me obligaron. 
    —Si vuelves a mentirme me voy a encargar de que pases más de una noche dentro de estas rejas. 
    —Nunca más lo voy a volver a hacer. Me quedaré aquí esta noche si es necesario, pero le suplico que no le diga nada a mis padres para que esto no se vuelva a repetir. 
    —Yo no diré nada, tú tampoco, eso me parece un buen trato. 
    —No sé cómo agradecerle. 
    
    Las carcajadas del policía me aturdían. 
    
    —Ya veremos cómo agradeces. 
    
    El policía que estaba afuera abrió la puerta y él se fue.  
    
    Estaba mucho más tranquila después de esa conversación. Si bien no había logrado entender por qué el oficial se reía de esa forma, me calmaba saber que mis padres no se enterarían de esto. Pensé en que cuando llegara a mi casa diría que se había cortado la luz en la casa de Lina y mi celular se había quedado sin batería, por eso no pude llamar. Los convencería de que por mi seguridad me había quedado a dormir allí. 
    
    Mi ...
    ... tranquilidad desapareció cuando el mismo policía volvió a entrar a mi celda diciendo:
     
    —¿Sabes lo que es el calabozo? 
    
    Parecía ser unos diez centímetros más alto que yo. Su aspecto físico era normal. Aparentaba tener unos 37 años por algunas canas que logre ver en su pelo y en su corta barba. Su cara algo flaca y con algunas casi no notorias arrugas.  
    
    —Es el lugar en donde los que entran acá van a reflexionar —le respondió a mi silencio. 
    
    Me volvió a esposar y me llevó. 
    
    Pasamos un pasillo en donde había varias celdas, todas vacías. Bajamos por unas escaleras y caminamos por otro pasillo que terminaba en una puerta de metal oxidada que tenía un aspecto muy pesado. El segundo policía abrió la puerta y el que me llevaba me hizo entrar. 
    
    El lugar parecía frío y abandonado. No había ventanas, solo una pared de rejas al final que daba contra otro pasillo vacío. Las otras tres paredes no tenían ventanas ni rejillas. Había una mesa en un costado y una silla a un metro de ella.  
    
    El policía me llevó hasta la reja, me quitó las esposas y me hizo pasar las manos a través de las rejas para esposarme por fuera.
     
    —Tenemos que asegurarnos de que no lleve ningún elemento punzante —dijo.
     
    Se agachó detrás de mí y empezó a tocarme los tobillos, lentamente subió y volví a sentir mis palpitaciones cuando me toco entre las piernas. Luego se paró y comenzó a tocarme los pechos, acercó su cuerpo al mío y sentí algo muy duro en mi cola. En ese momento quise pensar que era su ...
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