Una Nadre y sus Dos Hijos (1/2) - Relatos Eróticos

Una Nadre y sus Dos Hijos (1/2)

... yo que tipo de película estaba viendo) ok, yo no aguanto el frío y me vine a hacer un té para dormir
Cuando se acercó a la nevera, noté que todavía tenía la verga parada, el short que llevaba puesto no era muy grueso y se notaba lo grande que era y, como lo imaginé, bastante cabezón. No pude evitar imaginarme arrodillada frente a él, con su guevo en mi boca chupándolo, sintiéndolo en lo más profundo de mi garganta, que llena toda mi boca, sus manos en mi cabeza exigiendo que lo tragara más y con más fuerza. Se desataron mis ganas, el recuerdo de mi pantaleta llena de semen, los meses sin sentir lo que es una buena cogida e hice una locura que desató lo inimaginable.
-	Ya veo que tipo de película estabas viendo. Le dije mientras le agarré el pene de la forma más descarada.
Del susto botó el agua que se estaba tomando y se quedó viéndome a los ojos sin saber que decir, no puedo imaginar el shock que debió causarle que su madre le agarra el pene en medio de la noche, vistiendo una camisa vieja que dejaba notar lo parado de mis pezones y una pantaleta tipo cachetero color lila que se hacía más notorio al contraste con mi blanca piel.
-	Ma, pero ¿qué haces? Me dijo sin siquiera moverse
-	Nada, solo imagino que película estabas viendo para andar así de emocionado. Le respondí sin quitar mi mano.
-	Si, estaba viendo una porno. No vas a hacer un drama de eso ¿verdad? o salirme con la conversa madre – hijo, que ya se me toda esa cháchara.
-	No hijo, tranquilo. Ya estas grande ...

... y es normal que te hagas la paja a cada momento y quedes con más ganas. Es cosa de la edad, no te voy a salir con ninguna cháchara como dices tú. Le respondí sonriéndole y quitando mi mano de su entre piernas.
-	Gracias, no estoy de ánimo para esas conversaciones tensas.
-	Ya me imaginó para que tienes ánimo. Le dije riendo
-	No te rías, no es fácil. Me masturbó tres o cuatro veces al día y sigue duro y con estas ganas de meterlo que no me controlo. Veo a las chicas en la calle o el colegio y me imagino haciéndole de todo y me tengo que ir a un baño a masturbarme muy duro y después el lío de limpiar todo el semen que sale.
Me asombró la franqueza con la que habló, no había sido tan abierto respecto a sus sentimientos desde que era un niño y me conmovió. Me fui encima de él, pegando mucho mi cuerpo al suyo para abrazarlo lo más fuerte que pude y se sintiera apoyado, que su mamá estaba ahí en esos momentos complicados y no sólo para regañarlo por dejar la ropa sucia por el piso.
-	Carlos sabes que te amo, siempre estoy aquí contigo para todo lo que necesites. Eres mi hijo y yo entiendo por lo que estás pasando, también tuve tu edad y se lo que son las hormonas alborotadas, el deseo constante y lo que cuesta reprimirlas. No soy de piedra, también soy una mujer con necesidades y calores aún a esta edad. Le dije al oído sin soltarlo ni un momento. 
-	
Él me abrazo acercándome más a su pecho desnudo donde dejé mi cabeza y nos quedamos callados un rato. Estaba tan cerca de su ...