Una Nadre y sus Dos Hijos (1/2) - Relatos Eróticos

Una Nadre y sus Dos Hijos (1/2)

... satisfacción inmediata, todavía no sabe disfruta del sexo lento e intenso, por lo que me agarró por la cabeza queriendo que se lo mamara completo, pero no me deje, quite sus manos de mi cabello y las mantuve agarradas con fuerza pegadas a su cuerpo; el ritmo lo marcaría yo. Saque mi boca de su glande y comencé a lamer toda la extensión de ese delicioso pene, simplemente pasaba mi lengua por la parte de abajo, desde el nacimiento hasta la cabeza que volvía a meter en mi boca y chuparla. Lo hice una y otra vez y cada vez que llegaba a su glande lo chupaba con más fuerza hasta que lo dejé atrapado en mi boca, con los dientes apretando un poco ese punto de unión entre el glande y el pene, ahí simplemente me dedique a succionar y jugar con mi lengua. Sus ojos estaban cerrados, gemía con fuerza, perdía el control de su cuerpo, era una sensación que no conocía y muy intensa. Liberé su cabecita y sus manos, ya estaba claro quién era la persona que mandaba y no se iba a revelar luego del placer que le estaba dando. Puso sus manos en mi cabello para acompañar mis movimientos y yo pasé a chupar sus bolas, metiéndolas por completo en mi boca. Me encanta su textura, es tan peculiar y delicada, además de lo sensible que son. Mientras me comía sus bolas, turnándolas en mi boca y lamidas, lo iba masturbando lentamente, que mantuviera toda su fuerza, pero sin que llegara a estimularse lo suficiente como para que acabara. 

Ya yo necesitaba chupárselo, lo agarré por las nalgas e impulsé su ...

... guevo a mi boca, me lo tragaba todo lo posible, dejándolo bien ensalivado para que fuese más fácil chuparlo, me bombeaba a más no poder, su excitación y las ganas de acabar se sentía en cada movimiento, en cada gemido, en cada gota de sudor que comenzaba a recorrer su piel. Era delicioso como llegaba hasta mi garganta una y otra vez, yo controlaba la necesidad de sacarlo, con sus manos en mi cabeza y las mías en sus nalgas las bombeadas eran cada vez más intensas. Estaba cerca de acabar, pero yo no iba a dejar que fuese tan corto el momento.

Lo llevé hasta la mesa donde me acosté, no hubo necesidad de decir nada, entendió perfectamente lo que quería. Se sentó en la silla que estaba entre mis piernas, las abrió y comenzó a chupar mi cuca por encima de la pantaleta. Cuando su lengua toco por primera vez mi clítoris estuve a punto de acabar, la electricidad salió directo a mi espalda que se arqueó y salió por mi boca en el primer y más intenso de mis gemidos. Acariciaba la entrada a mi vagina con la punta de su lengua, lamiendo toda mi humedad del cachetero, acariciaba mis muslos con mucha delicadeza, aumentando mi mundo de sensaciones entre la intensidad de su lengua y lo sutil de sus manos. Movió la panty para que no le estorbara y se dedicó a chupar mi cuca. Primero suavemente, lamiendo mis fluidos, jugando con la entrada, besando los labios, pasando la punta de su nariz por mi clítoris. Yo estaba en la gloria, era tan suave e intenso a la vez, no podía dejar de acariciarme ...