1. La historia de Ángel, solo era un muchacho (30)


    Fecha: 24/08/2021, Categorías: Hetero Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... cocina, alguien, más tempranero que yo, preparaba el desayuno.
    
    Victoria permanecía de pie dando instrucciones a una de las cocineras, pensaba que era yo el madrugador y la madre de Álvaro se me adelantaba, seguramente estaría levantada desde que su hijo se marchó al trabajo. Se volvió presintiéndome y me sonrió.
    
    -¡Cariño!, ¿qué haces levantado tan temprano? -me observaba con su dulce y risueña mirada.
    
    -Tengo mucho trabajo que hacer hoy, antes de que Pablo venga a buscarme, en la hacienda de don Ernesto me esperan, van a preparar una sala para impartir las clases y quisiera estar presente y ayudar en lo que pueda.
    
    -Espérame en el comedor, termino en un momento y enseguida nos servirán el desayuno. -en el salón estaban ya las criadas limpiándolo y pasé directamente al comedor.
    
    El desayuno estuvo riquísimo y terminaba mi segunda tostada cuando don Mateo apareció portando los diarios del día. Finalicé el abundante desayuno y los dejé para subir a la habitación a limpiarme la boca y comenzar a preparar mi trabajo.
    
    Llevaba dos días desentrañando las instrucciones de mis profesores, y además les había pedido ayuda para mi labor docente. Oleguer, y en mayor medida Guido, se desvivían por atenderme y serme útil, con sus consejos valiosísimos sobre como debía orientar mis clases, no descuidaban el insistir sobre mis inicios para comenzar con los ejercicios de mis propios estudios.
    
    Sobre las once de la mañana cerré el ordenador de Álvaro y comencé a recoger mi ...
    ... material para llevarlo conmigo a la hacienda de don Ernesto. Observé por la ventana que el sol, jugando a ocultarse entre las nubes, iluminaba las laderas de los montes que hacía unas horas eran todo sombras. La ranchera que conducía Pablo llegó por fin, me coloqué unos zapatos de agua y baje presuroso a su encuentro.
    
    Nos despedimos de Mateo y Victoria y emprendimos el camino, pensé que no les agradaba demasiado la idea de que no volviera para comer, pero Pablo les advirtió que teníamos mucho trabajo que hacer ese día.
    
    No habíamos avanzado un kilómetro por la carretera, liberada de la nieve aunque grandes montones negruzcos se acumulaban en los arcenes, cuando colocó la mano derecha sobre mi pierna.
    
    -¡Venga…, habla ya! -le miré girando la cabeza sorprendido.
    
    -Algo te preocupa y es mejor que lo sueltes ahora. -me asombraba lo bien y profundamente que me conocía.
    
    -Es Álvaro. -me detuvo unos segundos, hasta sentir como su mano hacía presión en mi muslo animándome a que siguiera.
    
    -Llega muy tarde por la noche, a la mañana madruga, apenas lo veo y las palabras que intercambiamos son para un rápido saludo o despedida. -Pablo dejó escapar un bufido para, a continuación, esbozar una sonrisa maliciosa.
    
    -¡Vaya que no te atiende como quisieras! Ya me tienes a mi precioso, todo lo que te pueda hacer falta puedo dártelo yo. - le miré molesto y sujeté su mano para retirarla de mi pierna. Se dio perfecta cuenta de mi enfado y su risa llenó el aire.
    
    -No te enfades bebé, ...
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