1. La chica del 9A


    Fecha: 11/08/2021, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... perfectamente delineadas, grandes pestañas, pómulos pronunciados, no podría decir una edad exacta, era demasiado linda y a la vez, extraño su semblante... pero su cuerpo... era alucinante. En ese momento se me ocurrió pensar que podría tener unos 30 años, y que que quizás sus tetas estaban plagadas de silicona, pero la verdad, mucho no me importaba. Estaba al palo de nuevo, con sus ojos de gata verde clavados en mi cara de desconcierto, por la sorpresa y por lo que dijo el viejo.
    
    Ella sonrió.
    
    -Ya conozco al caballero, Manuel. Lo veo todos los días, cuando saco a pasear a Firulais. Pobre Firulais, estaba enfermita todos estos días, y mami no la sacó a pasear... -dijo la chica, mirando a la perrita, cuyo nombre ahora sabía. Pero yo no pronunciaba palabra.
    
    -¿Me acompañas? -dijo la hembra... y yo solo asentí. Paseamos en silencio a Firulais, yo no decía nada, pero me sentía caminando torpemente al lado de ese bombonazo. Hizo el camino de costumbre, llegó hasta la otra esquina, miró a otro lado cuando la perrita hizo lo suyo sobre una mata de césped, y se volvió hacia el edificio de la esquina. Y yo siempre al lado, sin pronunciar palabra.
    
    -¿Te gustaría tomar algo en mi departamento? -me dijo ella. Yo no lo podía creer.
    
    Los nueve pisos por ascensor se hicieron lentísimos. En todo el trayecto, ella paseó su vista desde la botonera del ascensor hasta su caniche, y luego me recorrió a mí, desde los pies hasta clavarse en mis ojos. Sonrió maliciosamente, mientras me ...
    ... dijo entre dientes:
    
    -La verdad, no sé que te gustaría probar...
    
    Y el ascensor no había llegado aún al séptimo piso, cuando sentí la mano libre que no sostenía la correa de la mascota... magreándome el paquete. Dios mío, yo no podía creerlo. Le tomé la mano, sorprendido, y me quedé con mis dos manos, tomándole la suya, cuando el ascensor se detuvo.
    
    -Es aquí.
    
    Salimos del ascensor, tomó unas llaves y abrió la puerta del departamento. Miré su ajustadísima falda y no tuve reparos, le apoyé mi bulto en el culo. Ella se detuvo unos segundos antes de abrir la puerta, y frotó su culo contra mi pija. Y dijo:
    
    -Delicioso, papi.
    
    Ni bien entramos a su departamento, la tomé por la cara y le di un beso profundísimo. Ella me tomó por la espalda, y me devoró con su lengua de fuego. Yo sentía sus pechos contra mi pecho, y creía que estaba por explotar. Me alejó un segundo, y se desprendió del top por sobre su cabeza. Sus pechos eran mucho más grandes, mucho más hermosos, mucho más duros, mucho mas gloriosos de los que creía. Si ya eran enormes, ahora eran gigantes. Y no me había equivocado sobre sus pezones, como dos tortillas, apuntándome hacia la cara. Los devoré, mientras la tomaba de la cintura. Ella mientras tanto, jadeaba, y me sacaba la camisa, luego el cinto, luego los pantalones. Las medias y los zapatos volaron, mientras ella se descalzaba sus tacos aguja... y mi slip voló, mientras ella frenéticamente se metió mi palo en su boca, estimulándome las bolas con su mano, y ...