1. Jueguitos sexuales


    Fecha: 26/07/2021, Categorías: Anal Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... gritos, pasión y lujuria que el vecino nos golpeó la pared por el entrechoque de la cama. Fernanda me destrozó la ropa, me rasguñó toda, me mordió y lamió con una furia impropia en ella, y me entregó el culo sin arrepentimientos. El 69 que hicimos luego en el piso parecía reconciliarlo todo.
    
    Al mes, después de un guiso que preparó sin mucha onda, me comunicó que se iría a probar en Brown de Adrogué, un club de Buenos Aires. Me habló de mejores condiciones económicas y de otras que no quise procesar. Eso significaba que viajaría a capital día por medio a entenar, y los domingos o sábados para jugar.
    
    No sería lo mismo llegar a casa y que no esté su olor, sus sonidos, sus colores y su semi desnudez proponiéndome alguna chanchada.
    
    En ese momento fui egoísta, paranoica y poco reflexiva. Le contesté para el carajo y, un sabor amargo recorrió mis venas.
    
    Transcurrieron los meses. Ella iba y venía, y yo me cubría de ausencias y soledades, porque ella había hecho algunas amigas, y en oportunidades pasaba la noche en capital. Eso me sacaba la cabeza.
    
    Para colmo un día me encuentro al técnico de su antiguo club, quien me saluda atento, y luego me pregunta si Fernanda tuvo suerte en la prueba. Le dije que sí, y él enseguida remarca:
    
    ¡espero que no se mande de las suyas, no todas las chicas son lesbianas en el fútbol, y a tu ex le encantaba hacer tiempo en los vestuarios seduciendo a las pibas!
    
    Le aclaré que no es mi ex, y le agradecí de mal modo sus ...
    ... intromisiones para seguir caminando.
    
    El fin de todo fue una noche fatal. Ella me advirtió que iría a una fiesta con sus nuevas amigas, y que no me invitaba porque quería protegerme. Discutimos mucho. No me gustaba que no me incluya en su vida. Me sentía usada.
    
    Al final me dijo que si tantas ganas tenía de ir que me banque las consecuencias. Cada vez entendía menos. La veía pintarse, elegir la ropa y escribir en el celu.
    
    ¡ponete linda mi amor, y quedate tranquila, que no quiero que digan que tengo una novia histérica!
    
    Me sentí más pendeja que ella al no dominar la situación, y me duché.
    
    Cuando salgo la veo con unas medias de red, una tanguita minúscula, una faldita, con tacos altos y una remera muy fina, escotada y llena de brillitos. No sabía qué ponerme, y cuando le pedí una opiñón me dijo que vaya como me sienta cómoda.
    
    A las 3 horas estábamos frente a la puerta de un edificio, bajo una luna radiante y sin mediar palabras. Subimos por un ascensor hasta el último piso. No niego que pensé en cogérmela allí mismo, presa de su aspecto de putita, su aroma y su indiferencia hacia mí.
    
    Ella tocó el timbre del depto 3, y al toque una morocha en shortsito y puperita nos hizo pasar. A ella le dio un pico y a mí me paseó la lengua por los labios cuando la fui a saludar. Se llamaba Jazmín.
    
    Adentro había una mesa hasta el tope de botellas de alcohol, y una mesita ratona con fasos, masos de cartas, puchos, forros y 3 consoladores de distintos tamaños. Sonaban temas de Los ...
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