1. La jovencita perversa II


    Fecha: 21/07/2021, Categorías: Hetero Autor: pierrelouis, Fuente: CuentoRelatos

    ... de mi nacimiento, mi padre empezó a descuidar su relación con mi madre y, dado el temperamento fogoso de ella le ocasionó una gran infelicidad. A partir de entonces mi padre dormía por las mañanas y se iba después de almorzar hacia la ciudad en donde estaba su periódico a cumplir con su misión como defensor de la patria, y no regresaba hasta pasada las seis de la mañana. Hasta que veía la luz la última edición.
    
    Mi madre, por otra parte, enferma de devoción y agraciada con una imponente belleza, pasaba sus tardes en confesión con su viejo sacerdote y cuando él no llegaba mandaba a otros jóvenes recién iniciados que cuidaban celosamente el alma piadosa de mi madre. Recuerdo verla abandonar aquella pequeña sala cerrada celosamente con llave y que albergaba el confesionario, con su piel blanca como la porcelana, su cabeza agachada con la cara de niña y sus mejillas tocadas por un vivo rubor y coronada con una cabellera dorada. El confesor fuese quien fuese salía igualmente turbado como ella y salía casi sin despedirse.
    
    Las confesiones solían ser prolongadas y yo, oculta tras la pesada puerta de roble alcanzaba a oír los gemidos de aquella piadosa mujer, algunas veces alcanzaba a oír algún grito o de ella o del sacerdote, pero una vez que salía se le veía feliz con la cara iluminada, seguramente por haberse librado de sus pecados.
    
    Otra de sus rutinas era la de recorrer el campo y en especial los establos en donde se guardaban caballos y burros del campo, allí se ...
    ... encerraba por horas y con la puerta cerrada. Yo, con la curiosidad de una niña de siete años me acurrucaba al lado de la puerta para escuchar algún indicio de lo que hacia la santa mujer, y escuchaba los mismos gemidos del confesionario. Una vez después de un grito salió de prisa con el vestido todo sucio y la cara chorreando de un líquido espeso y blanquecino, entonces me descubrió detrás de la puerta, nunca olvidare la furia de sus ojos, era la primera vez que me castigó, no dejaba de golpearme y no paró hasta que al oír los gritos que pegaba salió una vieja criada que me arrebato de sus brazos salvándome la vida.
    
    A partir de entonces las relaciones con mi madre fueron tensas, pero no duraron mucho tiempo, a las pocas semanas ella abandonaría el hogar y desde entonces no he vuelto a verla. De aquella terrible despedida solo recuerdo que mi padre la encerró en la habitación y la increpo como nunca lo había hecho. Seguramente la golpeó, pues cuando salió llevaba la cara desencajada y el vestido manchado de sangre, las últimas palabras de mi padre fueron:
    
    “Puta, que eres una condenada puta, la más puta de todas las mujeres, has manchado esta casa y mi honor, vete y no vuelvas a poner un pie en esta casa, no nos veras nunca más ni a mí ni a nuestra hija, vete a fornicar con cualquier desarrapado que te levante y si alguna vez te cruzas en mi camino te juro que te mataré”
    
    Yo no entendía nada y entonces mi madre me abrazó y me miró con ternura llorando también, esa fue la última ...
«1234...9»