1. Mi exhuberante y caliente suegra.


    Fecha: 27/06/2021, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su alejamiento hasta prácticamente no verse para nada.
    
    A pesar de la situación, mi mujer decidió que debíamos ir al entierro y si era posible buscar la reconciliación entre ambas. De esta forma emprendimos el viaje en nuestro coche. Era de noche y mi esposa se quedo dormida inmediatamente. Entonces yo comencé a recordar a su madre, mi suegra, con la que apenas tuve relación, y a mi mente acudió la imagen que casi había ya olvidado de una imponente mujer que cuando la conocí tendría unos cuarenta años y que a esa edad enviudó, para casarse casi de inmediato. Alta, exuberante, con grandes pechos y poderosas ancas y nalgas y, sobre todo, con un rostro de lo más excitante. Recuerdo que por aquel entonces ya me hice más de una paja pensando en ella. Luego el distanciamiento entre ella y Marta provocó que ya no la viera y que, por tanto, fuera poco a poco olvidándola. Me preguntaba que aspecto tendría y si los años la habían hecho más apetecible o por el contrario la habían arruinado, ahora con 55 años que tendría. Recordé algunos rasgos físicos, sus rotundas pero perfectamente torneadas piernas, su busto poderoso apuntando por debajo de los apretados jerséis que usaba, su imponente trasero y sobre todo... su cara , su cara de viciosa, o al menos eso me sugería su hermosa rostro moreno, con carnosos labios y pómulos redondos y salientes.
    
    Sin darme casi cuenta mi poya se había puesto muy dura y empujaba la tela del pantalón hacía arriba. Mire a mi lado, mi mujer dormía. Sin ...
    ... poder impedirlo empecé a manosear mi poya por encima del pantalón. Pronto sentí un enorme gusto y note que si seguía me iba a correr y, no lo pude evitar, pensando en su culo, sus tetas y, sobre todo, en el recuerdo de su lujuriosa cara, seguí hasta que casi enseguida me corrí sintiendo un enorme gusto que recorrió mi cuerpo por mis piernas y mi espina dorsal. Procuré serenarme y recobrar la atención plena a la conducción y ya más tranquilo aunque con el calzoncillo y el pantalón empapados de semen continué conduciendo, hasta que por fín llegamos a la casa de mi suegra.
    
    Bajamos del coche y utilizando las bolsas de viaje como tapadera de la mancha que mi corrida había ocasionado en mi pantalón, subimos hasta el piso de mi suegra. Allí nos esperaba ella. Estaba sola por los que nos recibió con gran cariño, emoción y lagrimas. Nos abrazó. Yo temí que se diera cuenta de la humedad de mi entrepierna pero si lo noto no dijo nada. Nos explicó que se encontraba muy sola que nadie le había acompañado en la enfermedad del difunto y en su muerte. Señaló que nadie le había perdonado su apresurado matrimonio de 15 años atrás y que a causa de él había perdido las amistades de entonces y ya no habían hecho otras. Esto redobló sus sollozos y sus muestras de cariño y reconocimiento hacia nosotros. Estábamos sentados en el mismo sofá, ella en el medio. En un momento dado fue a cogernos las manos. Al tomar la mía rozo la humedad del pantalón y me miró con curiosidad pero no dijo nada. Yo me ...
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