1. UNA HISTORIA DE AMOR FILIAL. (2)


    Fecha: 29/05/2021, Categorías: Incesto Autor: barquidas, Fuente: RelatosEróticos

    ... podido, tal vez habría llegado a matarle para impedir la vejación, la más ensañada violencia que contra una mujer puede ejercerse, la violación. Porque a esas alturas Elena ya sabía que ese era el designio de Daniel, de su hijo, de su propio hijo. El ser a quien ella diera el ser hacía veintisiete años; el ser que sus entrañas formaran y acunaran amorosas durante nueve meses; el ser que ella alumbrara con tremendos dolores y que de pequeñín fue su principal alegría; el ser que era sangre de su sangre. El ser que ahora le estaba haciendo pasar EL RATO MAS HORRIBLE de su vida, EL RATO MÁS DOLOROSO de su vida, pues el dolor no era físico, aunque también, sino empíricamente anímico, pues era su corazón de madre y su alma de mujer las que estaban siendo lastimadas, heridas, destrozadas…
    
    Daniel por su parte cada vez se enardecía más. Cada rechazo de su MADRE, cada insulto, cada lágrima de su MADRE, sólo producía en él la resolución de ir a más, a más, a mucho más. No lo buscó, ni siquiera lo pensó; nunca, nunca había pensado, ni por soñación, someter a su MADRE a la tortura a que ahora la estaba sometiendo. Sí, a su MADRE, pues desde que esa violencia demencial se desató contra esa mujer, esa mujer cuyo cuerpo era su obsesión desde adolescente casi niño, dejó de existir como Elena para resurgir en MADRE, y sólo MADRE. Elena dejó de existir para que resurgiera la mujer de su padre; la esposa infiel que deshonró, humilló, e hirió a su marido, a su padre, a su queridísimo padre, ...
    ... en lo más hondo que un hombre puede ser herido…
    
    Y es que todo el enervamiento que la resistencia de su MADRE, las lágrimas de su MADRE, evidencia de la tragedia, la pesadilla y tortura a que entonces la sometía, ese multiplicado enervamiento en suma, era en sí mismo expresión de odio, de venganza, de castigo. Castigo y venganza por sí mismo, pero también por su querido padre. Sí, aquella puta desorejada, aquella hetaira voluptuosa y pecadora, iba a pagarlas todas juntas. Y en eso, en ajustar viejas cuantas estaba su mayor placer, estribaba su mayor deleite.
    
    La violaría a conciencia, recreándose en ello, haciendo que ella sintiera todo su odio, todo su rencor, todo su desprecio. Con la mano libre le desgarró la camisa haciendo saltar los botones de manera que los senos maternos quedaron al aire, sólo cubiertos por el sujetador que siguió el destino de los botones de la blusa cuando Daniel se lo arrancó de dos tirones. Entonces esa mano libre los acarició, los estrujó, tiró de los pezones hasta hacer daño a la llorosa madre que pugnaba por soltarse, que intentaba librar sus piernas de las de su hijo para patearle, para hundirle la rodilla donde pudiera…
    
    Pero no pudo; Elena no podía hacer nada contra Daniel que la dominaba por completo. Ella era mujer fuerte, alta y de no blandos músculos por el ejercicio en gimnasios para mantener un cuerpo firme, elástico, joven y atractivo… Pero también Daniel era un hombre fuerte, bien formado, musculoso… Y más pesado que ella, más ...
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