1. Andrea, una asalta cunas a quien le asalté el culo


    Fecha: 16/05/2021, Categorías: Incesto Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... me la acercó para que le diera unos cuantos tragos. Me muestra con otro espejo como luce mi cabello y le doy las gracias y le pregunto cuánto le debo, a lo que contesta:
    
    - ¡Nada mi amor! Cuando gustes, aquí tienes a tu estilista privada. No lo digo en broma, de veras, cuando gustes… ah sí gustas puedes bañarte. A mucha gente le incomoda ese cabello que nos cae en la piel.
    
    Andrea es una mujer de cabello oscuro, ojos café, rostro alargado; quizá mida un metro y 60 centímetros y su peso quizá este por las 135 libras. Su mayor peso está en su busto de copa c y sus nalgas de unos 94 centímetros. No ocupa mucho maquillaje, una línea oscura a sus ojos y un brillo claro a sus labios. Tiene bonitas piernas, y me gusta mucho su bonita sonrisa… de esas sonrisas coquetas. Me tomo el baño rápidamente y cuando salgo escucho que la regadera de su baño cae y asumo que ella también se está bañando. Espero en la sala, pues aunque creo que ya hemos terminado, por lo menos quiero despedirme. En segundos de espera escucho mi nombre: Tony, ¿puedes venir?
    
    Me acerqué a su habitación y la puerta está abierta. Le hago saber que estoy afuera y me dice que entre, que le acerque las toallas para secarse. Debo admitir que me incomodaba. Cuando uno tiene 18 años y una mujer lo invita a su habitación, y que está en el baño, lo más probable desnuda, uno no sabe cómo medir la situación. Por el morbo, por la excitación que me había creado minutos antes, entro con cierta desconfianza y puedo ver que ...
    ... el baño también está abierto y que la regadera ya no suena cayendo. Me dice donde están las toallas y ella agrega lo siguiente:
    
    - ¿No creo que te asuste ver una mujer desnuda? Ya me ha contado Olga de esa rica noche en el hotel de San Ysidro… Ven, ven a sécame… ¿quieres?
    
    Obviamente quería, pues de solo verle esos lindos muslos, me había excitado minutos atrás. Ahora me invitaba a pasar y me decía que estaba desnuda y que le secara el cuerpo. Tomé las toallas y pasé y veo a esta mujer a través de esos vidrios corrugados que no te deja ver plenamente, sino una silueta. Me pide que abra la puerta corrediza y que le seque el cuerpo. Abro y ella me queda viendo con unos ojos de lujuria y me ofrece ese cuerpo así como minutos antes me ofreció unos tragos de cerveza.
    
    Para su edad tenía un cuerpo que muchas mujeres jóvenes desearían. Sus pechos aunque ya no duros por las consecuencias del tiempo, tampoco estaban maltratados. Una areola oscura y pezones bastante pronunciados. Sus nalgas eran espectaculares, pues comencé a secarle por la espalda. Lo hice pausadamente, pasmado nuevamente que aquí me encontraba con una mujer tan solo un par de años menor que mi madre. Ella me tomo de las manos y las puso en sus pechos y comencé a masajearlos con mis manos, mientras instintivamente le besaba el cuello. Mi verga comenzó a crecer y Andrea la sintió e instintivamente me la tomó por sobre el pantalón deportivo. Me dijo algo que tuvo que repetir, pues no le entendí la primera vez: ...
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