1. Orgia canina


    Fecha: 08/04/2021, Categorías: Zoofilia Autor: danzoo101, Fuente: SexoSinTabues

    ... bestias caninas. Carlos no le cae simpático a Belfort, porque odia cuando le echan baldes de agua encima. Mi relación con Belfort varió un poco, esta viejo además no me gusta que lo mojen, pero a veces cuando puedo me echo una cogida de apuro con él, mi desvirgador. Segunda Parte Esta es la mejor parte del relato. Ya ennoviada con Carlos, una vez le comenté que tenía una fantasía de puta madre. Me preguntó cual era. Le dije que me gustaría sentirme una perra en celo, es decir, que varios perros se alzaran al lado mío, pelearan por mi, y que cada uno de ellos fornicara conmigo, en reiteradas veces, hasta dejarlos exhaustos. Como cuando la perrita callejera del parque, donde una jauría quería cogerla. Esa fantasía es algo complicada para hacerla, pero veré que puedo hacer. Es algo complicado, pero un día Carlos, que es policía, me comentó que consiguió un turno de guardia en el plantel de perros de la fuerza republicana. Sería por un fin de semana, donde él estaría a cargo de los perros, cuidándolos y dándoles de comer. Se podrán imaginar que cuando me dio esa novedad, casi me desmayo del cúmulo de sensaciones que me vinieron a la cabeza. ¡Un plantel de perros policías para mi solita!. Era algo que jamás hubiera soñado. Sólo un novio como mi Carlos podría hacer algo así por mi: su novia zoofilíca. Deseaba ansiosa que llegara el fin de semana. Para darle más morbo a la situación, por tres días no me bañé, para heder bien a sucia perra, me revolqué con Belfort, para agarrar ...
    ... bien el olor de una perra, y el plato lo agregué cuando Carlos me trajo un trapo sucio, con un olor penetrante. Le pregunté que era y me dijo que una de las perras del plantel, que están apartes, estaba iniciando el celo, por lo que frotó ese trapo por la concha de la perra, hasta impregnarse esos jugos. Me sugirió que me los frotará por la concha, para que tomará el olor de una perra en celo, de manera de disfrutar bien de la orgía que estaba en puerta. Para peor en esos días me vino la menstruación, por lo tanto estaba superespecial, sucia, con olor a perra, hediendo a celo y con la concha sanguinolenta de mi período. Cuando Carlos me vio, pronta para acompañarlo hasta el plantel de perros, me dijo: ¡Eres la perra mas puta que jamás haya visto!, ¡espera, hay que darle el toque especial!. Salió de la habitación, me hizo poner un conjunto de lencería diminuto, transparente, sin toalla higiénica, y lo máximo es que me puso un collar y me ató como un perro cualquiera. Me vendó los ojos, me cargó tapada con una sábana en la parte de atrás de su automóvil y viajamos hacia la sede de la guardia. Estaba escondida, de forma que nadie de la poca guardia supiera que entraba de incógnita. Se detuvo el auto y llegamos a un lugar apartado. Era una especie de corral chico, piso de hierbas. ¡Este es el cogedero de los perros, cuando los cruzamos, aquí ponemos la perra y el perro a fornicar!. ¡Es un lugar solitario y estoy yo sólo a varias cuadras, nadie nos molestará en dos días!. Como el ...
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