1. Orgia canina


    Fecha: 08/04/2021, Categorías: Zoofilia Autor: danzoo101, Fuente: SexoSinTabues

    Aquellos que ya me conocen y saben de mis historias, tienen una clara idea de lo amante que soy de los perros, sobretodo los bien dotados. Me inicie hace varios años, con mi perro Nerón, un perro divino, y luego Atila, un doberman de un amigo de papá, fue quien se encargó de romperme el culo por primera vez. Ahora llego la hora de que les cuente como fue mi primera orgía, exclusivamente con perros bien pijudos. Una mujer solita como yo y cinco ¡si cinco! enormes perros. A esa altura de mi vida y de mi experiencia sexual en zoofilia, estaba un poco cansada de que cada vez que me dejaba coger con perros, lo hacía de uno a la vez. Por mi cabeza pasó varias veces la idea de como me sentiría siendo deseada por varios perros a la vez. Y esta fantasía surgió un día que andaba paseando a mi perro pastor alemán, Belfort por el parque de la ciudad. Resulta que llevando de la correa a mi amante canino, caminando por el parque, siento que Belfort me tira de la correa, torciendo mi muñeca y soltandoló al mismo tiempo. Salí corriendo tras él, llamándolo: ¡Belfort!, ¡Belfort!, ¡ven aquí por favor!. El perro, dobló tras unos arbustos, y le seguí. Lo que vi después me dejó anonadada: había varios perros, como nueve o diez, de distintos tamaños y razas, todos amontonados, a veces peleando entre sí. Los animales estaban atrás de una perra mediana, callejera, que se encontraba en celo. Y como mucho de ustedes sabrán, estas jaurías de perros son peligrosas, así que llamé a un policía, de ...
    ... esos que se encuentran en la vigilancia de los paseos públicos, para que me ayudara a recuperar a mi Belfort, que afortunadamente no había peleado, pienso que debido a su buen tamaño. La pobre perrita estaba enloquecida con tantas vergas cerca de ella, sobre todo la de un callejero enorme, que se comportaba como el "marido", ya que no dejaba que nadie más se la cogiera. Y si alguno se acercaba, se llevaba tremenda paliza. El policía dispersó a la jauría con su cachiporra y tomó a Belfort de la correa, al cual lo tomé mas fuertemente para que no se me volviera a escapar. Tuve que tirar bastante, para evitar que se fuera tras los otros perros. El policía, un muchacho joven de nombre Carlos, se ofreció a acompañarme hasta la puerta de mi casa temiendo que se me escapara Belfort. Acepté gustosa, y cuando llegué a la puerta de casa le ofrecí tomar algo, sin alcohol, debido a que estaba en servicio. Carlos estuvo de acuerdo, además de que coincidía del fin de su turno. Lo hice pasar, y me contó que era soltero, vivía solo en la ciudad y que era de las afueras, donde vivían sus padres en el ambiente rural. Mientras me contaba su historia, comenzamos a tener eso que se llama "feeling", un enganche o especie de atracción sexual que ninguno de los dos podíamos disimular. Le conté que era soltera, y que no tenía pareja estable (¡mentira! todos ustedes saben que mi pareja estable se llama Belfort), y que en la ciudad trabajaba como secretaria en un estudio contable, además de estudiar ...
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