1. Orgia canina


    Fecha: 08/04/2021, Categorías: Zoofilia Autor: danzoo101, Fuente: SexoSinTabues

    ... administración de empresas. Nuestra charla sin quererlo comenzó a subir de tono, hasta que llegamos a una parte estrictamente sexual. La descarada fui yo, ya que le confesé sin muchos preámbulos que hacía tiempo que no cogía con un hombre (lo cual es cierto, ya que la única pija que me metía eran la de los perros de turno). Carlos no era tímido, ya que se paró y poniéndose tras mío, estando sentada; comenzó a frotarme los senos por encima de la blusa que traía puesta. Acompañé con mis manos encima de las suyas esos masajes afrodisíacos, por lo que mis pezones estaban duros de excitación. No resistí mas, me pare y frente a él, lo besé, mezclando nuestras lenguas, intercambiando fluidos de éxtasis. Lo llevé a mi cuarto, nos despojamos de nuestras ropas, y con mucho tacto empecé a masajearle la pija, la cual no era nada despreciable. Me la llevé a la boca y se chupé como una loca, llena de deseo, saboreando su glande e inundando la habitación de gemidos de placer. Cuando estuvo por acabar, lo dejé, y le ordené: ¡ahora me toca a mí!. Le señalé ni concha, esa misma que los perros cogían, para que me la chupara y lamiera. Lo hizo con avidez y gozo, tomando los jugos vaginales que rezumaba mi gruta de deseo y placer. Me hizo acabar como la perra puta que soy (¡si supiera lo bien que chupan la concha los perros con su áspera lengua!) llevandomé a un clímax apoteósico. Con su verga bien erecta, brotada de líquidos preseminales, me la fue metiendo, suave y profundo, sintiendo cada ...
    ... centímetro de su barra de carne, gozando como una bestia. Fui acompañando sus movimientos coitales, que cada vez se fueron poniendo más salvajes, hasta que en un orgasmo único me llenó el útero de leche, caliente y espesa. Acabé como hacia tiempo no lo hacía, acostumbrada a los perros, pero igual de placentero. Quedamos rendidos, lo volvimos a hacer unas veces mas, hasta que nos dormimos abrazados. Pero evidentemente, como puta que soy, bien caliente y ninfómana, lo dejé dormido en la cama y salí en busca de mas sexo salvaje y animal. Y me dirigí a la sala donde encontré a Belfort. No me había lavado, por lo que entre mis muslos, me escurría el semen de Carlos con mis jugos. Se lo di a oler a Belfort, para que se excitara, y el resultaba fue excelente. El perro movió la cola y se me trepó a mi cintura. Lo bajé y me puse en cuatro patas, desnudita, solo para mi amante perruno: Belfort. Nuestra actividad amatoria es eficiente, ya que nada más sujetarme a mí entre sus patas delanteras, yo su hembra le ofrecí mi concha llena de leche de hombre, para que me la clavará en lo profundo. La pija del perro entraba y salía con su rapidez acostumbrada, clavandosé en mi vagina, llenandomé de carne. De pronto, como siempre sucede, gozando de tan tremendo sexo animal, Belfort aumentó sus arremetidas y supe que me estaba ensartando la bola de su verga, a la cual estaba acostumbrada y siempre deseaba. Un gemido animal llegó y Belfort dejó de moverse, con su enorme pija metida en lo hondo de su ...
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