1. Mi segunda vez con una perra.


    Fecha: 24/03/2021, Categorías: Zoofilia Autor: Andy19, Fuente: SexoSinTabues

    ... me gustan las perras porque se llenan de cachorros, pero por el momento no hay nada mejor qué hacer. Espero que no ladre mucho en la noche, o de lo contrario no te va a dejar dormir. -No se apure Don Paco, ya estoy acostumbrado. ¿Le puedo dar algo de comer? -Ya comió, le acabo de abrir un costal de croquetas… bueno yo te dejo porque es tarde. Ten más cuidado con los camiones muchacho! -Lo tendré. Gracias. ¿Qué les puedo decir? Ahí estaba echado en un rincón el precioso animal, una mezcla muy peculiar como de labrador, color blanco, pelo muy corto y ojos cafés… y la vagina más rica y rosada que había visto. Apenas me vio entrar meneó la cola, seguro que estaba acostumbrada a las caricias, de eso no cabía duda. Me acerqué a acariciarla y ella vino a mi encuentro, pero se quedó a medio camino porque estaba amarrada del cuello con una soga. -¡Viejo malvado! Mira nada más cómo te tiene preciosa _ La desamarré y enseguida vino a mi encuentro con sus enormes patas sobre mi pecho. Inmediatamente mi verga se despertó entre mis pantalones. Hacía semanas que no me desahogaba y a gritos me pedía que lo hiciera, solo que no había encontrado la oportunidad y obviamente no iba a dejar pasar una tan importante como ésta. Subí con la perra al departamento por la escalera interior. Al principio ésta estaba reacia, pero con un par de caricias corrió tras de mí y se metió conmigo al departamento. Había dejado las ventas abiertas, las cuales son amplias y dan una preciosa vista, razón por la ...
    ... cual corrí todas las cortinas. (Me negaba a hacerla de exhibicionista jejeje). Encendí las luces del espacio que era la sala, en el cual aún no tenía muebles pues mis padres no me los habían traído y extendí una cobija gruesa para jugar un rato con la perra y ver como se comportaba. Me quité la playera y la sudadera que traía puesta y me quedé en pants y tenis. Hacía un calor muy agradable. Me puse a cuatro patas y me acerqué juguetón a la perra quien no tardó en venir a donde estaba. Hice un par de caricias y juegos, en el piso y luego me dispuse a ponerme tras de ella y, para mi sorpresa, se quedó quieta como un perro de juguete, levantando la cola. _¡No jodas! Con razón estabas tan traviesa, preciosa… _ Tenía el coño inflamadísimo, rosado, exquisito. Cualquiera aún sin saber habría adivinado que estaba en celo. Me apresuré a pasarle un dedo en la raja abierta que tenía, no podía creer tan buena suerte que tenía, estando ahí, yo solo, con todo ese espacio para mí, con toda la privacidad y ese coño maravilloso para mí solo… los dioses de la zoofilia me sonreían. Ya había leído en varios relatos de tipos que comían los coños de sus perras, cosa que me parecía de lo más asquerosa, sin embargo, esta vagina rosadita que tenía en frente pedía a gritos ser usada, con la lengua, con el dedo, con lo que fuera… acerqué mi naríz, agarrando la perra de las patas traseras y me dispuse a oler. El olor era muy dulce con algo de ácido, olía a sexo y a perro. No pude lamerla, mi aberración aún ...