1. Mi segunda vez con una perra.


    Fecha: 24/03/2021, Categorías: Zoofilia Autor: Andy19, Fuente: SexoSinTabues

    Tenía 17 años cuando me di cuenta de que era zoofílico, de que el sexo con animales no solo es placentero, sino que te da cierta sensación de superioridad al poder gozar de lo que todos quieren pero pocos pueden o se atreven a hacerlo. Luego de desvirgar a mi perra, supe que el tabú hace que el placer sea más intenso y preciado. Para los que no han leído mis relatos anteriores les invito a hacerlo antes de enterarse como es que encontré una perra complaciente y la hice mi amante, afirmando totalmente mis gustos zoofílicos. 1. - De cómo me enteré de la zoofilia http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-30145.html 2. - De cómo inicié en el sexo oral http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-30242.html 3. - De cómo me cogí a una perra por primera vez http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-30935.html Había terminado la preparatoria y durante todas las vacaciones me dediqué junto con mis padres a buscar departamento para iniciar en la universidad. Debido a la lejanía de la universidad de mi casa, tendría que rentar departamento y así lo hice, a las orillas de la zona metropolitana a donde me fui a vivir. Era un departamento sencillo con sala, cocina y dos habitaciones, el cual estaba construido sobre un negocio de electrodomésticos que pertenecía al dueño que me lo rentó. Él vivía a pocas casas del departamento, así que desde el principio sentí profunda confianza. Renté el departamento y me fui a vivir ahí medio mes antes del inicio de clases para ordenar cosas y ...
    ... acostumbrarme a la vida de la ciudad. Sobra decir que durante ese verano no acudí para nada al rancho, para mi desgracia (y digo mi desgracia porque me enteré que durante el celo mi preciosa perra Kiny se había escapado y nunca más regresó). Tenía mucho tiempo libre, como han de suponer, así que gastaba la mayor parte del día en conocer las rutas del transporte público y en solucionar pequeños problemas domésticos como el qué comer y el asear. Un día en que me equivoqué de ruta, llegué al departamento más tarde de lo acostumbrado, casi al atardecer, bastante hambriento y cansado. Don Paco (un hombre viudo de 42 años), dueño del negocio, quien para esas horas estaba cerrando, me dejó una llave para poder entrar y salir en esos casos, ya que la entrada al departamento era por la parte trasera del negocio y a esas horas no convenía hacerlo por esa parte de la calle por estar tan solitario. Tomé la llave y agradecí a Don Paco. En esas estábamos cuando escuché un ruido dentro del negocio y pregunté al señor si había alguien más. -No, nadie, solo la perra que mi hermano me trajo porque en casa ya no la aguantan y a mí me hace falta para que cuide el negocio. -¿Una perra dice? (no sabría cómo explicarlo, pero mi entrepierna no tardó en avisarme de las deliciosas cosas que podrían suceder de ser verdad lo que el viejo decía). -La tenían en casa, pero ya creció mucho y se hizo muy traviesa, sobre todo estos días. Como sea, le dije que yo necesitaba un perro para que cuidara el negocio. No ...
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