1. Segundo relato: el punto de inflexión. El día que se inició el cambio.


    Fecha: 15/02/2021, Categorías: Masturbación Autor: elalcalde, Fuente: CuentoRelatos

    ... resbalando por mi pantalón y se detiene en la línea resaltada de mis calzoncillos, la tantea y vuelve a subir por el pantalón apretando claramente la mano contra mi culo.
    
    Me quedo sorprendido, pero la caricia me gusta y me excita, así que no hago nada. Bueno, nada no: hago fuerza con mi cuerpo para evitar que con su apretón me mueva hacia delante.
    
    La persona que tengo detrás lo interpreta claramente como una aceptación y me tantea todo el culo a través del pantalón. Sube su mano, siempre apretando, llega a mi cintura e intenta meter la mano por dentro. No hay espacio. Nos aprietan demasiado. Así que deja la mano por fuera, acariciando mi pantalón, y se va colocando poco a poco hasta que noto que su sexo, ahora claramente erecto, coincide con la raja de mi culo.
    
    Ahora se deja apretar contra mí, lleva su mano hacia la parte delantera de mi pantalón y se restriega claramente contra mi culo: aunque el movimiento es prácticamente imperceptible dentro del vagón, yo noto perfectamente cómo deja de apretar y vuelve a apretarse.
    
    Ahora estoy totalmente excitado y le contesto apretando mi culo o distendiéndole acompasado a sus apretones.
    
    Llegamos a las estaciones en donde la gente empieza a bajarse. Tras la primera parada, hay un poco más de sitio, pero él no se mueve un centímetro y sigue apretado contra mí. En la siguiente parada vamos a quedar en evidencia.
    
    Cuando el vagón se para y se abren las puertas, una marea humana sale a los andenes.
    
    Aprovechando el ...
    ... movimiento, me empuja hacia un rincón del vagón y me insta a girarme.
    
    Me quedo con la espalda apoyada contra la pared del vagón y, por primera vez, le veo. Tendrá unos cincuenta y tantos y el bulto de su pantalón es ya evidente y es bastante mayor que el mío. Va con un mono de pantalón y camisa separada, ambos de color azul.
    
    Tiene un cuerpo grande que, aunque no me tapa del todo, hace que el resto del vagón no pueda ver todo mi cuerpo.
    
    Se apoya con la mano izquierda en la barra que me ha quedado al lado de mi brazo derecho. Su mano derecha la pone en la parte posterior de mi cintura. Apenas unos centímetros separan su cuerpo del mío. Me imagino que los que nos vean pensarán más en una conversación entre amigos que en otra cosa.
    
    En esta estación también sube gente y, aunque no es la aglomeración anterior, el vagón se vuelve a llenar.
    
    Cuando se pone en marcha, la mano que tiene en mi cintura la desliza por dentro del pantalón. No hay espacio para que nadie nos vea, pero siento un rubor especial cuando me aprieta el culo y hace que mi cuerpo se apriete contra el suyo. Cuando estamos bien apretados, empieza a acariciarme. Es una caricia fuerte, sobándome la carne del culo. Noto mi sexo contra el suyo y su respiración contra mi boca.
    
    -He visto cómo se te caían las bragas.
    
    —¿Me sigues desde mi casa?
    
    — Sí. Me tenía que haber bajado hace tres paradas, pero te quería dar un achuchón como Dios manda. Me has puesto a cien.
    
    —Nos van a ver.
    
    —Ahora no. En la ...
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