1. El dulce placer de la esclavitud y la sumisión (Parte 2)


    Fecha: 05/02/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Paulina_minerva, Fuente: CuentoRelatos

    ... dejaron sola en la habitación y pude reflexionar, algo que no había hecho en los últimos días solamente dejarme llevar, sin pensar en el qué estaba haciendo ni en sus consecuencias, en ese momento tenía el culo como un tomate y me ardía, pensé que en aquel momento no me podría ni poner la falda. Sorprendentemente no me cuestionaba nada, si a la madre de mi propietaria le apetecía azotarme con saña, yo no era nadie para oponerme a sus caprichos mi papel se resumía en complacer a todo el mundo a quien Sonia me entregase.
    
    Esos pensamientos tenía cuando entró nuevamente la madre de Sonia y comenzó a ponerme algo frío sobre las partes golpeadas con ella, supongo que sería algún tipo de crema para el cutis o similar.
    
    - “Esta tarde vendrás por aquí, mi hija estará fuera y yo quiero ver que tal te portas, espero que sea como mi hija me ha dicho, porque de lo contrario lo vas a pasar muy mal putona, porque eso es lo que eres una puta que venderá su cuerpo para mantener a mi niña… “, me dijo severamente la madre de Sonia.
    
    - “Sí Ama”, fue la respuesta que le di a la madre de mi propietaria.
    
    La respuesta que le di tuvo que ser de su agrado porque me dedicó una media sonrisa, mientras me aplicaba la crema sobre las partes de mi cuerpo que fueron golpeadas por mi nueva Ama, la madre de Sonia.
    
    - “Ama, ¿puedo hacer una llamada a mi casa?”, le pregunté sin atreverme a mirarla a la cara.
    
    •-“¿Mmm como para qué?”, me preguntó inquisitorialmente.
    
    • “Me gustaría… que me ...
    ... usasen como quisiesen, quiero mostrarles que yo les pertenezco en cuerpo y alma, que mi único afán es ser SU ESCLAVA y SU PUTA…”, le dije con toda la rabia que había en mi.
    
    Me llevé una buena hostia por mi atrevimiento, y la madre de mi amiga insistió para qué quería llamar a mi casa y le conté que para excusarme ante mi ausencia por aquel día, en mi interior se estaba instalando una idea muy atrayente para mí y era quedarme con mi amiga para siempre, yo como su sierva y ella como mi señora, pero la vida me tenía previstos otros caminos, similares al que deseaba pero con unos personajes que yo no esperaba. Con mi explicación la madre de Sonia quedó convencida y me permitió llamar a mi casa, (por supuesto ella me advirtió que estaría "bien vigilada" y me de hecho me vigiló por atrás); le conté a mi tía una media mentira y media verdad; ella me dejó pasar aquel día con mis propietarios, me había sometido, voluntariamente a los caprichos de mis dos amas y señoras, era un objeto más de aquella casa, y me sentía a gusto siéndolo. No podía creer el camino de perdición al que estaba cayendo. Me sentía contenta de ser una simple esclava y sierva sexual. Toda aquella tarde me utilizaron como quisieron: me obligaron a ponerme un traje totalmente indecente: unos tacones negros de charol de punta delgada y plataforma alta (15 centímetros), además de un traje que consistía en uns especie de delantal también negro y de cuero muy ajustado a mi cuerpo; a mi abdomen. Dicho delantal estaba unido ...