1. El dulce placer de la esclavitud y la sumisión (Parte 2)


    Fecha: 05/02/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Paulina_minerva, Fuente: CuentoRelatos

    ... autorice”, me dijo autoritariamente.
    
    • “Sí, mi ama”, le dije mirando al suelo.
    
    Al llegar a la Universidad me dirigí hacia los servicios, en la mochila oculté mis bragas y mi sostén, en el aula de exámenes Sonia me había reservado un lugar, a su derecha. Poco después la vieja de química se pasea entre las mesas entregando los exámenes, la muy puta ha hecho seis exámenes de forma tal que nadie conozca los resultados de dos que tenga el mismo examen. Durante el examen le corregí al menos doce errores a mi Señora, después del examen el Director nos dio las vacaciones y en unos días tendría que recoger las notas, tanto las mías como las de Sonia, ya que se iba con sus padres a la casa de su abuela.
    
    • “¡Ven sierva!” me dijo con severidad.
    
    Yo no respondí, solamente seguí el camino, tanto el que seguíamos como el que ella me estaba abriendo en mi vida, que había tomado en dirección hacia su casa, supuse yo y no me equivoqué. A los pocos minutos me encontraba atravesando el umbral de su casa, recordé lo que me dijo el día anterior de lo que debía hacer en cuanto entrase en su casa, y mi ropa cayó al suelo inmediatamente después de cerrarse la puerta de la calle. Seguidamente me coloqué a cuatro patas y seguí a mi propietaria.
    
    - “Mamá, ¿me ayudas a terminar su adiestramiento?”, preguntó mi Señora.
    
    - “Puedo ayudarte, pero ten en cuenta que antes del uno de septiembre tenemos que estar lejos de aquí y no podemos llevárnosla… “, le decía su madre.
    
    Al oír aquello, me ...
    ... aterré Sonia se iba y me iba a dejar sola.
    
    • “Procura disfrutar de nuestros últimos momentos juntas, ya que quizá mi madre sea asignada a otro lugar en la empresa para la que trabaja…”, me dijo Sonia dulcemente.
    
    De pronto alguien me tumbó obligándome a ponerme de rodillas. Sonia cogió unas cuerdas con las que ató mis manos por la espalda, y un collar de perra me fue puesto junto con una cadena. Sonia y su madre me cogieron por debajo de los hombros y me arrastraron hasta la habitación que yo creía que era el dormitorio de alguna de ellas; resultó ser un lugar en donde hospedaban a invitados. Me dejaron caer de rodillas ante una cama muy elegante, y enseguida engancharon la cadena a uno de los barrotes de la cama.
    
    • “Ahora contarás cada azote que te dé, y nos darás las gracias por todo lo que hemos hecho por ti puta” me dijo la madre de Sonia.
    
    Yo no tuve más remedio que aceptar la imposición de la madre de mi propietaria, recibí cincuenta golpes con la fusta que conté, no sé como pero lo hice, y les agradecí el esfuerzo que realizaban para enseñarme a ser una mujer complaciente con los caprichos de todo el mundo, a quien me entregasen. Mientras me azotaban volvía sentir la misma sensación de placer inenarrable, que en la tarde anterior me hizo disfrutar de dos orgasmos salvajes como nunca lo había tenido, me estaba invadiendo costándome trabajo el mantener la cuenta y el hablar en voz alta como me exigían, haciendo que me volviese a correr de una forma salvaje. Me ...
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