1. El dulce placer de la esclavitud y la sumisión (Parte 2)


    Fecha: 05/02/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Paulina_minerva, Fuente: CuentoRelatos

    Después de comer me mantuvo a cuatro patas, hasta las ocho de la tarde fui usada como si fuese una mesa, sobre mi espalda colocó varios objetos, tales como platos, ceniceros, vasos, todos llenos yo no podía moverme ni un milímetro. Al principio la postura no era incómoda y apenas sentía el peso pero con el paso de las horas y su continuo acariciar mi entrepierna dejándome siempre al borde del orgasmo, mi mente no era capaz de asimilar todo el placer que sentía, mis flujos caían por entre mis piernas manchando el suelo, intentaba pensar en cosas diferentes para no desairar a mi dueña, tirándole lo que tenía sobre mi espalda, aunque deseaba sentir el látigo en mi culo.
    
    Al fin llegó la tarde. Me dejó ir. Se despidió de mi mientras me ponía la ropa interior, que había traído de mi casa sobre la que me había dejado “mi dueña”, la cual me besó ardorosamente antes de irme de su casa. El saber que era de ella, me había dado una seguridad en mi que antes no tenía, mientras caminaba sentía las bolas en mi interior lo que hizo que mis pezones se pusieran duros y puntiagudos, y mi coño estuviese encharcado. Al entrar en mi casa, mi tía veía noticias. Me saludó sin sospechar la doble vida que estaba llevando.
    
    - “Bien así podré ocultar mi ropita de ramera”, pensé para mí. “Tía, que me voy a mi cuarto a seguir estudiando”, les dije ocultando mi excitación.
    
    Entré en mi cuarto y me encerré, seguidamente me desnudé quedándome solamente con las prendas que Sonia, “mi dueña”, “me ...
    ... había regalado”, aunque yo sabía que se las tendría “que pagar” de algún modo. Esa noche no podía dormir de la excitación y el placer que embargaban mi cuerpo y mi alma. Al día siguiente me puse mi propia ropa interior, nada que ver con la que gastaba Sonia, me sentía peor que con la que había escondido, pero en mi casa nadie tenía que saber mi situación de sierva de mi amiga. Me puse con los libros por delante pero al recordar todo lo que me había ocurrido durante aquel fin de semana, era como si hubiese pasado un siglo desde que salí de mi casa para estudiar con mi amiga, y ahora Ama, aquel sábado noche en el garito donde me dejé llevar por mi instinto sexual y culminé el domingo cuando Sonia, por capricho, me azotó con saña y obtuve el orgasmo más salvaje que yo haya podido recordar, me corrí como una zorra, y en eso me quería convertir en la tía más puta que nadie hubiera podido imaginar.
    
    Aquella noche tuve demasiados sueños, sobre todo relacionados con lo que había vivido con mi Ama Sonia. A la mañana siguiente, me vestí con una camisa normal, y con una falda que me llegaba por encima de la rodilla, cuando salí de mi casa corrí al punto en el que Sonia y yo nos encontrábamos todas las mañanas, aquel día quería estar puntual que no me esperase. Al llegar al punto donde nos reuníamos ya estaba esperándome.
    
    • “Cuando lleguemos a la Universidad, te quitas las bragas y el sostén, no tienes permiso para llevarlas puestas, recuerda eres mi sierva y solo podrás ir como yo te ...
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