1. Masoca y/o sado


    Fecha: 08/01/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... era la lengua propiamente dicha, consistía en un trozo de cuero muy flexible de 65 cm de largo, arrancando con un ancho de 2 cm y se afinaba hasta la punta en donde media 5 milímetros; el espesor era de 1 cm.; era una azotera pesada, especial para arrancar piel y tajear.
    
    Le entregó los látigos a Ana María y tirando de su dogal salimos al parque; nos recibió un esplendido sol; caminamos hasta un claro en donde se encontraba un árbol con una cuerda que colgaba de una rama; Zintia ubico a Ana María, que mostraba una gran excitación, debajo de la cuerda y aseguro las muñecas y tenso la cuerda; le coloco una barra espaciadora en los tobillos y le separo las piernas al máximo, luego con un par de estacas los aseguro al piso, luego aviso a Luvna que ya estaba lista para ser azotada.
    
    Bueno Ana María recibirás 100 azotes del látigo corto, la mitad en el frente y el resto detrás; la sorpresa es que serás azotada por Andrés quien ha estado tomando lecciones con nosotras. Apareció Andrés blandiendo el látigo y mientras acariciaba con el cuerpo de su novia le decía: te castigaré como te gusta, sentirás el placer a través de la fuerza de mi brazo, te haré gritar de dolor y gozo. Ana María le contesto: Solamente te pido que me castigues con la misma crueldad y ferocidad con la que yo emplee en azotar tu pija.
    
    Empezamos, lleva la cuenta y di – mas látigo -; Andrés comenzó por la espalda desde el primer azote Ana María comenzó a quejarse; cada latigazo dejaba su marca, algunas en ...
    ... relieve, de color rojo tornándose a morado; Andrés iba formando un dibujo de marcas entretejidas, completando la espalda el culo y las piernas; cuando Ana María decía –veintiocho mas látigo – antes había gritado de dolor y placer y su cuerpo se arqueaba en sus ligaduras; el chasquido del cuero en la carne se hacia repetitivo, Ana María gritaba: Gracias amor sigue así con fuerza, siento un indecible ardor como un fuego en mi espalda. Cuando llego a los cincuenta latigazos el dibujo se había completado, en algunas de las intersecciones de las rayas se formaban puntos sanguinolentos, el color de la zona era rojo morado. Andrés se situó frente a Ana María que le dijo: Amor azótame como los hiciste atrás, despelléjame las tetas, hazme arder la concha. Andrés para dar una buena dirección a sus golpes tomaba el extremo del látigo con la mano izquierda y revoleaba el brazo y en determinado momento soltaba la cola que partía velozmente a su blanco. Va dijo Andrés y el látigo impacto en la zona del estomago, -uno mas látigo -; un seco chasquido y el cuero mordió el mismo lugar; -dos mas látigo -; esta vez la cola dejo sus marca sobre los muslos; -tres mas látigo- cuando Ana María dijo – quince mas látigo -, le suplicó: Amor mió, castígame las tetas y la concha, no soporto mas la espera. El látigo comenzó a visitar las tetas, dejando su roja marca en cada viaje; -veinticinco mas látigo – un chasquido seguido de bramido de dolor, el cuero había mordido un pezón - veintiséis mas látigo – el ...
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