1. Masoca y/o sado


    Fecha: 08/01/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy Luvna, una experta en suministrar placer y dolor a quien me lo solicite; hoy recibía a una pareja que volvía a visitarme (ver mi relatos “ansiedad de latigazos” y “látigos y cruz”), Ana María y Andrés, eran unos jóvenes profesionales; ella era una joven muy bonita, vestida con una remera y un mini short muy ajustado de cuero negro y calzando unas zapatillas de danzas de lustroso cuero del mismo tono.
    
    Le hice notar a Ana María que llevaba las zapatillas que habitualmente usábamos mi asistente Zintia y yo; me informo que Andrés le había regalado varios pares y que ya los había ablandado a todos.
    
    Ana María, que es masoquista nos sorprendió diciendo que antes de comenzar con su larga sesión de castigo, si Andrés lo deseaba, podía hacernos una demostración de sus habilidades con las zapatillas. Andrés rápidamente contestó: Si amor, estoy deseando escuchar el chasquido de las suelas sobre mi carne y sentir el calor del cuero sobre mi pene. Andrés se había convertido en un adicto al castigo del pene, en esta forma peculiar; quincenalmente Ana María le azotaba la pija, normalmente no muy severamente pero a veces Andrés pedía mayor crueldad, llegando a dos horas de tormento, a brotar sangre y eyaculaciones; hasta que en un par de oportunidades tuvo que solicitar clemencia.
    
    Ana María le ordenó: Desnúdate y tírate en el suelo de espaldas. Con presteza Andrés se quito la ropa y se acostó; su pene, circunciso tenia ya una media erección; Ana María comenzó a acariciarlo, ...
    ... pisándolo con las zapatillas e imprimiendo un movimiento de rodillo, luego se descalzó y siguió acariciando el pene con la parte interior de las zapatillas; lograda una perfecta erección le ordeno a Andrés que tomara las zapatillas y limpiara a fondo las suelas con su lengua. Las zapatillas eran como las nuestras, de media punta, suave cuero y suela entera.
    
    Mientras Andrés saboreaba el olor del cuero, Ana María saco de su bolso un par de sandalias de suelas chatas y tiras finitas y se las calzó; luego anudo firmemente en la base del pene un largo cordel de tiento de cuero, hizo una lazada y la ajustó en la corona del glande; tensó el tiento y sonrió satisfecha; fricciono el pene con abundante vaselina a fin de lubricar la piel y hacerla mas resistente. Observando detenidamente se veían vestigios de moretones tanto en el cuerpo como en el glande causados por castigos anteriores.
    
    Ana María le ordeno a Andrés que se colocara delante de la cruz de San Andrés y a Zintia que lo amarrara, que le colocara un almohadón entre la espalda y la madera y acercara el caballete para inmovilizar el pene.
    
    Zintia realizo el pedido, sujetó a Andrés en la X, colocó el almohadón que hacia adelantar las caderas exponiendo bien al miembro a castigar y acerco el caballete que serviría para apoyar el pene de forma que recibiera todo el impacto de los golpes.
    
    Ana María amarró el extremo del tiento al caballete; el pene quedo tenso, comprobó su dureza, el glande con su lazada rodeando su corona ...
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