1. Usted mira en dos direcciones


    Fecha: 05/01/2021, Categorías: Confesiones Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    ... parte interna de sus muslos y luego toda la pierna, rodeándola. Repito la misma operación con la pierna izquierda. Usted está sentada frente a mí en un sillón de piel, mientras yo hincado frente a usted, me las arreglo para subir dibujando un camino de libidinosa saliva a través de la parte interna de sus muslos. Llego a su sexo. Tiene la tanguita puesta. La jalo con los dientes como un perro juguetón. Usted gime, creo que de sólo pensar en lo que vendrá. Muerdo hasta que la despedazo. Le debo una tanga, digo, y sonrío. Usted ni siquiera me oye. Abre más las piernas y lanza su sexo hacia mí, ya húmedo y caliente. Comienzo recorriendo despacio con mi lengua sus contornos. Usted se pone ansiosa y me dice que lo chupe. Le digo que se calme. Está ansiosa y cada vez más húmeda. Yo sigo lamiendo con ternura, delicadeza y paciencia, cada contorno, cada pliegue; sus labios vaginales son como un pequeño capullo nocturno que abre su flor a la destreza de mi lengua. Aprisiono su clítoris con mis labios, luego serpenteo cálidamente, lúdicamente. Usted se estremece. Encaja sus uñas en las recargaderas del sillón y arquea su espalda. Yo recibo así, lamiendo con suavidad, su primer orgasmo. Una ola caliente de azúcar y sal que me estremece de deseo las tripas. Sigo lamiendo su humedad para no desperdiciar ni una gota.
    
    Desabotono paulatinamente su blusa, botón por botón. Veo su sostén de encaje negro, me gusta. Desabrocho el sostén y lo quito, sin quitar su blusa, también negra, que ...
    ... ahora ha quedado abierta dejando ver, parcialmente, sus pechos suaves y pezones duros. Usted me gusta mucho así, con antifaz, la blusa entreabierta y tacones puestos. Muchas veces la imagine así en la oficina; usted caminaba de aquí para allá con un café en la mano, gritando a veces, furiosa porque los jóvenes a su disposición no hacían bien su trabajo. A mí me parece un trabajo absurdo. Hacer ricos a los ricos y pobres a los pobres, pero lo hago por los beneficios, entre ellos, éste, de estar aquí con usted, mirándola excitada y ansiosa. No lo soporto más y saco de mi pantalón mi verga. No es muy larga, pero está gruesa y durísima. Estoy de pie frente a usted con mi virilidad entre las manos. Dejo al descubierto el glande y me inclino un poco para rozar con mi glande sus pezones. Usted ya parece adivinar la textura y se muerde los labios.
    
    Al cabo de un rato meto mi pene en su boca y usted lo recibe gustosa. La sujeto del cabello y meto mi verga cada vez más hondo en su garganta. Usted se quiere quitar el antifaz pero se lo impido. Le digo que respete las reglas; usted no reniega, se limita a seguir lamiendo mi virilidad. Mete mis testículos en su boca, los humedece con su tierna saliva. Me encanta el zigzagueo con su lengua de mi glande a mi tronco. Muevo la pelvis con rapidez hasta que eyaculo, sin avisarle, de lleno, en su garganta. Usted traga el semen, pero con cierto gesto de disgusto. Pienso que tal vez sea la primera vez; algunas pequeñas lágrimas se deslizan por sus ...
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