1. La iniciación de mi sobrino


    Fecha: 31/12/2020, Categorías: Hetero Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... menos déjame que te chupe bien la pija”. Y afortunadamente accedió. Fue un antes y un después en mi vida sexual con mi marido, empecé a comprender que a él solo le importaba tener hijos, la familia correcta y poco le importaba lo que yo necesitara.
    
    Cuando todo iba en picada y estaba a punto de meterle los cuernos para saciar mis instintos recibí un llamado que alteró mis días y acomodó mejor las cosas.
    
    —Amor, el hijo de mi hermano se muda para Buenos Aires. Terminó el colegio y quiere estudiar y probar suerte allá. Va a vivir en lo de unos amigos cerca de casa. Vos no podrías darle una mano con las mamis del colegio para ver si alguna le puede conseguir una changa.
    
    Le dije a Carlos que no había ningún problema, que le pasara mi celular para que me llamara cuando estuviera en Buenos Aires y por cualquier cosa que necesitara. Lo recordaba como a un grandulón medio limitado y la sugerencia de ofrecerlo para “hacer changas” me terminó de convencer de que el paparulo de mi marido seguía mandándome problemas y no soluciones.
    
    Pero me equivoqué. A los cinco días recibí un mensaje en mi celular. “Tía cómo estas. Necesitaría verte para ver si me podés dar una mano con tus contactos”. —La foto del perfil me dio intriga. Era un torso musculoso en el que se leía un tatuaje con letras diminutas que decía: “Soy yo”.
    
    Le dije que por supuesto, que pasara por casa al día siguiente a las 11 de la mañana. A esa hora yo volvía del gimnasio y me quedaba haciendo fiaca un rato en mi ...
    ... casa hasta empezar con las recorridas de la tarde.
    
    Cuando abrí la puerta se me humedeció toda la entrepierna. Sentía un hilo caliente cayendo por la cara interna de mis muslos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Mi sobrino era un tremendo pendejo de 18 años, medía 1,95 y tenía todos los músculos marcados porque desde un viaje a Brasil se dedicaba a practicar Capoeira. ¡¡Tenía rastas¡¡ y una musculosa diminuta que dejaba ver sus brazos musculosos con las venas marcadas. Usaba unas bermudas sueltas sin cinturón y se veía el bóxer que llevaba puesto de un azul eléctrico.
    
    Yo volvía del gimnasio, estaba con un short blanco y temí que se notara que estaba empapada. Que mis jugos se vieran porque estaba chorreando y re caliente. Me puse nerviosa porque me sentí tremendamente atraída por ese “niño” que tristemente era mi sobrino y difícilmente pudiera cogérmelo.
    
    Pensaba en todas las conchudas del grupo del whatsapp contratándolo para que les paseara el perro y para que les diera una buena sacudida. Son muy zorras.
    
    Sentía la bombacha empapada, llena de a de flujo, los labios de la vagina me latían y el clítoris se me puso duro al igual que los pezones. “Tía, no recordaba que fueras tan joven. Al lado tuyo el tío está hecho mierda jaja”, me dijo y me dio un abrazo que me hizo ver las estrellas.
    
    Tenía unas manos enormes, cualquiera de sus dedos podrían ser casi como una pija mediana. Tenía todos los abdominales marcados y me sentí diminuta entre sus brazos. Hacía siete ...
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