1. Mi primera paja a los diez años


    Fecha: 21/12/2020, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Dichas sensaciones lo envolverían de los pies a la cabeza y una frenética descarga aflojaría su cuerpo y sus caderas anunciando la inminente eyaculación en cascada. En esos momentos seguramente se habría olvidado de todo y de todos y sólo se habría concentrado las ricas sensaciones que se venían y que lo harían ascender al éxtasis para olvidar su soledad. Así continuaría chaqueteándose cada vez más lentamente, para que, a pesar de esa disminución del ritmo, otras sensaciones más ricas e intensas se hicieran presentes. Por fin luego de un buen rato subir y bajar, bajar y subir, comenzaría a sentir como su cuerpo se iría relajando y un cosquilleo desesperante desde su pene lo iría envolviendo hasta alcanzar todo el cuerpo y sentir una explosión de placer inexplicable y al mismo tiempo una descarga violenta como un rayo que al aterrizar su anatomía le generaría sacudidas violentas e irrefrenables acompañando la expulsión de ríos de leche, que brotarían con violencia y que se acompañarían de oleadas increíbles de placer, hasta sentir escalofríos en las nalgas y las piernas y al salir esos chorros por su verga sentir que llegaba al paraíso. Pero éste orgasmo, no habría sido el único, porque según las evidencias encontradas en el piso, tuvo varios más. Tal vez con algunos momentos de reposo o quizás uno tras a otro, pero las huellas en el piso nos hablan de una mañana muy productiva y placentera Cuando aún no terminaba, se habría entretenido prendiendo unos cerillos y apagarlos ...
    ... con los mocos regados y entonces fue cuando nosotros llegamos a interrumpirlo. Al percatarse de nuestra presencia no se inmutó y por el contrario nos invitó a que lo secundáramos y lo acompañáramos en la aventura. Tal vez se le olvidó que yo apenas era un niño de escasos diez años, que nunca se la había chaqueteado realmente, por más que lo deseara. Pero en medio de su excitación le pareció natural y quiso enseñarme el arte de la paja, aunque en descargo de él y su conciencia, tendría yo que confesar que pese a mi inocencia, me moría de ganas por hacerlo y poder lanzar grandes chorros de leche. En cuanto a la invitación de mi hermano a que nos uniéramos a las pajas, yo no lo había creído en serio, pero mis acompañantes si y se dispusieron a preparar sus armas para la batalla. Al principio yo me sentí inseguro de mostrar mi verga porque después de mirar aquel paquete, cómo iba yo a mostrarla, si comparada con la de él, seguramente era menos grande y gorda. En esas cavilaciones estaba, cuando noté que mis amigos que me acompañaban comenzaron a descubrirse y preparar sus penes para la competición. Pude ver a Adolfo cuya verga era pequeña y delgada, y que por más que se la jalaba era más bien un pene de niño, que eso si, tenía la cabeza ya toda descubierta y con evidencias de que no era su primera vez, sino que por el contrario era un adicto de la chaqueta. Por su parte, Hilario que era un poco mayor que nosotros y poseía una verga grande y gruesa, podría decir que destacaba por su ...
«1234...7»