1. Mi primera paja a los diez años


    Fecha: 21/12/2020, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... apariencia viril y su tamaño, que era mayor que la de los demás y hasta podría calificarla como una buena verga, que también ya tenía seguramente una larga historia chaquetera. El tercer amigo que era primo de Hilario y creo de nombre Roberto, se unió a los demás contendientes mostrando una verga flaca y poco agraciada, prieta y desaseada y además poco estética, porque más bien parecía un renacuajo. Tocaba mi turno y yo me sentía, como les decía, inseguro, aunque para entonces ya mi “fiel amigo” se había levantado y pude darme cuenta que era muy parecida a la de mi hermano, tal vez no del mismo tamaño, pero gruesa y cabezona como la de él, que comparada con mis acompañantes tenía yo suficientes motivos para sentirme orgulloso de poseer tan bello ejemplar. Mi verga no era tan blanca como la de mi hermano pero es de esas vergas que cuando están flácidas parecen más pequeñas pero que durante la erección aumentan bastante de tamaño y como una característica propia, es bastante gruesa Antes de la contienda, tal vez por nerviosismo, mi hermano comenzó a hablar del peligro que había de embarazar a las muchachas alertándonos en detalle acerca de cómo evitarlo. En esa retórica estaba, cuando yo mirando hacia abajo, en la acera de enfrente, vi caminar a una vecina como de unos 14 años, esbelta, con unas sandalias muy cachondas que mostraban sus hermosos talones y hacia arriba unas piernas torneadas y hermosas con un vestido muy cortito que dejaba ver sus muslos y que dibujaba una ...
    ... diminuta cintura y unas pantaletitas que debajo delineaban unas nalguitas sensuales y bellas, que invitaban no sólo verlas sino acariciarlas y penetrarlas. La chica no me era conocida, pero tampoco hacía falta, porque lo importante en ese momento era contemplarla y que sirviera de inspiración. La chica, sabiéndose dueña de ese cuerpecito sensual se recantoneaba, caminando de manera muy cadenciosa y cachonda y eso me puso todavía más caliente En ese momento dejé de ponerles atención a los pajeros y centré mi vista en ese bombón que provocó que mi verga se pusiera a mil, parándose en toda su extensión, haciendo que sus venas que la rodean se resaltaran impresionantemente, haciéndola todavía más gruesa. Ante tal escenario pude contemplar un ejemplar hermoso, una verga generosa y cabezona muy viril, la cual acaricié con suavidad rodeando su cabeza palpitante y muy hinchada y la fui explorando de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, sintiendo como respondía respingando y sumamente excitada. Y aunque a decir verdad, el glande aún no se despegaba del prepucio y mi gruesa cabeza quedaba atrapada al chaquetearla, me las arreglé para seguir adelante. Yo nunca me había masturbado, solo aproximaciones; desde luego, tenía la referencia de mis compañeros de escuela, que cuando tenía 9 años, acostumbraban juntarse en un salón vacío de la escuela, cuando el maestro estaba ausente, para jugar competencias para ver quien se venía primero o quien lanzaba los mocos a mayor distancia. Yo ...
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