1. Mi primera paja a los diez años


    Fecha: 21/12/2020, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... escurriéndole un líquido transparente que te lubrica el hongo para no rozarte o lastimarte ya después solamente es cuestión de ir aprendiendo como manejar las sensaciones placenteras que irás experimentando y no venirte de inmediato, sino disfrutarla muy lentamente Si te la llevas tranquilo, la chaqueta puede durar varios minutos, haciendo pausas antes de venirte y no apresurarte. Procurando no apretarla demasiado, tratando a tu pene con gentileza para que te responda con fidelidad. Te la puedes hacer con una cáscara de plátano o con un bisteck para que la sientas más real o te puedes lubricar la verga con crema o aceite de bebé, el caso es que tengas un momento para ti y disfrutes el delicioso placer de la chaqueta. Y si aprendes a hacerlo, no dejarás de disfrutarla. -------------------------------- Volviendo a la aventura en la azotea, casi lo imagino, sentarse alejado de la orilla de algún cuarto de la azotea para no ser visto y liberar apresuradamente ese pene ansioso, que seguramente permanecía oprimido por el pantalón y los calzoncillos y que rápidamente se pondría duro, con la turgencia de un capullo a punto de liberarse. Tal vez se asomaría a la calle, sin ser visto, atisbando si veía pasar alguna muchacha cachonda, como Margarita, que solía pasearse cadenciosamente con un diminuto vestido que dejaba al descubierto unos muslos sensuales y bellos y que debajo de éste, se delinearan las formas de un coqueto Bikini que resaltaba unas sinuosas nalguitas que al vaivén del ...
    ... andar acompasado de su dueña le provocaran erecciones potentes e inmediatas. Al observar esa hermosa figura, comenzaría por explorarse suavemente, recorriendo desde la base de su verga hinchada, hasta la roja cabeza, desplazando con su mano sucesivamente de arriba para abajo y de abajo hacia arriba, al tiempo que lubricaría el glande con saliva para experimentar gentilmente la suavidad requerida. Entonces aumentaría el ritmo desesperadamente hasta sentir como su pito se conectaba, despertando a la bestia dormida de la excitación y dar rienda suelta al placer desenfrenado de una rica chaqueta. Para entonces su pito agigantado dejaría escapar algunas gotas lubricantes mejorando la sensibilidad al tacto y conforme lo apretaba y se erguía completamente, sus venas asomarían de esa piel blanca, haciéndolo ver impresionantemente viril. Así que debió continuar pacientemente su tarea, viendo como empezaba a sentir ese cosquilleo desesperante alrededor del cuerpo del pene y de su glande cabezón, con esa ansiedad reprimida de las horas o días en que no habría podido chaquetearse. Y así aumentado la frecuencia de su estímulo manual persistentemente, lo llevaría poco a poco a experimentar maravillosas sensaciones como un sopor general y un cosquilleo que se habría incrementado lentamente con una ansiedad “indescriptible y flotar o caer hacia un túnel sin fondo, en medio de un torbellino desquiciante y fugaz, mientras sentía que flotaba a la deriva o que se elevaba por el aire sin control. ...
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