1. Karina, ojos verdes


    Fecha: 19/12/2020, Categorías: Dominación / BDSM Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    ... levanté la cerveza para brindar con ella.
    
    —Por los que se fueron
    
    —Por los que estamos
    
    —Oye sí te ves bien jodido
    
    —Jajajá, te dije.
    
    —Pero no tan mal como crees, eres como un vagabundo sexy.
    
    —Tú eres como una ama de casa burguesa
    
    —¿Qué es burguesa?
    
    —No importa
    
    —¿Entonces no te gusto?
    
    —Me encantas
    
    —¿Qué es lo que más te gusta de mí?
    
    —De lo que alcanzo a ver, tu boca.
    
    —Jajajá, ¿por qué?
    
    —Porque se ve que sabe hacer maravillas
    
    —Cuidado con lo que dices, soy una mujer casada.
    
    —Perdón
    
    —Es broma
    
    —Oye, ¿puedo quitar la cámara? Me siento extraño
    
    —Está bien
    
    —Pero tú déjala. Quiero verte.
    
    —Está bien
    
    Las cervezas, las copas de vino, los piropos y las sonrisas se acumularon. Todo se desbordó en la noche. Le dije, ya un poco ebrio, que jamás imaginé que tuviera unos senos tan grandes, y ella, un tanto ebria, se sujetó ambas tetas y las apretó para que se vieran incluso más grandes. Luego le dije, más ebrio y caliente, que jamás desperdiciaría a una mujer como ella. Luego me dijo que esperara, que me tenía una sorpresa. Esperé alrededor de veinte minutos, mientras ponía una canción y otra. Luego apareció de nuevo, al otro lado de la pantalla, me pareció estar alucinando. Estaba vestida con el vestido negro y se había recogido el cabello en un molote. Además vi, de reojo, mientras se sentaba, que traía las famosas medias y se veían, ciertamente, increíbles sus piernas.
    
    —¿Te gustó la sorpresa?
    
    —Me encantó. No creo que ...
    ... eso haya desaprovechado el imbécil ese
    
    —¿Verdad?
    
    —Sí. Estás bellísima, de verdad. Eres una mujer muy hermosa y la verdad también muy excitante.
    
    —No seas exagerado
    
    —No exagero, si yo tuviera la oportunidad no la desaprovecharía
    
    —¿Ah sí? ¿Qué me harías?
    
    —Acariciaría tus mejillas, sujetaría tu cara y te daría un beso en la boca, lleno de ternura y devoción. Mordería un poquito tus labios, mientras acariciaría tu oreja con los dedos de mi mano derecha. Acariciaría tu cabello, lo soltaría con un movimiento para poder olerlo y disfrutarlo, deleitarme en la textura; eres como una obra de arte viviente. [Cuando le escribí eso, desató su cabello, dejándolo de nuevo libre como al principio de la conversación.] Tu cabellera es muy larga y hermosa, la verdad me encanta. También olería y mordisquearía un poquito tu cuello, sin importarme si tu esposo lo nota, dejaría mi marca en ti. Quisiera provocarte todos los orgasmos del mundo y firmarlos con mi nombre.
    
    —Jajajá, estás loquito
    
    —Un poco. Tú estás exquisita
    
    —Eso nunca me lo habían dicho
    
    —Porque nadie te ha deseado tanto como te deseo yo esta noche.
    
    —No sé si leer eso me excita o me da miedo. O las dos cosas.
    
    —Levantaría tu vestidito, para meter mi mano derecha. Haría tus bragas a un ladito y jugaría con tus labios vaginales, un poco con tu clítoris y un poco con tu monte de venus. Al sentir tu humedad en las yemas de mis dedos, besaría tus hombros, cálidos y hermosos; bajaría con los dientes un poco tus ...