1. Astas destapadas


    Fecha: 02/12/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    ... como Alba con la cara contra la pared era follada.
    
    – Toma vergajo ¡por puta! – decía mientras la bombeaba el otro.
    
    Los movimientos eran rápidos, no tardo en lefar y entrar el segundo turno y nada más entrar sin cambiarla de posición el otro joven como si fuera un transbordador se la cepilló. El maduro volvió a la barra.
    
    – ¿qué tal por ahí dentro?
    
    – Se la están jalando de lo lindo, se oyen los aullidos de la potra en todo el baño – respondió con tono timbrante y excitado, al mismo tiempo que sus ojos estaban vidriosos.
    
    – ¿Y usted? No ha…
    
    – La pava estará hecha pocilga, con esos dos…
    
    – Bueno, si es por eso cuando salga vamos a mi coche y siempre puede arrear una mamada, encima le saldrá gratis…
    
    – Si me pone boca de acuerdo.
    
    Del baño salieron a escape los dos, podía observarse como se subían las cremalleras de sus braguetas y al pasar al lado de Fabiolo este pudo oír como con un acento chulango al mismo tiempo que se tocaban sus braguetas exclamaban “ ¡Muuuu so toro “. Tras ellos venía Alba algo descompuesta.
    
    – No te había visto, ¿qué tal?
    
    – Estaba en el baño…
    
    – ¿Te ha gustado?
    
    – Si a ti te gusta que me entregue yo encantada.
    
    – Si, es más este señor que tenemos al lado estará encantado que le apliques una mamadita, en el coche nuestro mismo – dijo Fabiolo, mientras el señor miraba subrepticiamente con ojos feroces, sin llegar a entender de que hablaban.
    
    – Es algo mayor, pero… – dijo Alba.
    
    – Así te sentirás más puta si cabe, quiero ...
    ... que te comportes como una autentica guarra.
    
    Una vez afuera se dirigieron al coche, ella se sentó atrás, el maduro esperaba afuera, Fabiolo le indico que subiera al mismo tiempo que ponía el coche en marcha. Nada más sentarse en la trasera se quitó los pantalones, se le notaba ese protocolo de estilo putero. Por su parte ella tenía subida la falda y los pequeños pechos afuera. Ya se notaba algo de más soltura al maduro, su cipote ya apuntaba al techo, sus huevos le colgaban como si fueran murciélagos durmiendo, alrededor una buena mata de vello canoso. Con mirada escrutadora hacía Alba le dijo:
    
    – Te han dado bien ahí dentro, eh…
    
    – ¿Estabas de mirón? – Al mismo tiempo que abría las piernas con el tanga al lado.
    
    – ¡Por dios! La lefa te sale del coño, vas empapada de leche, apestas a macho. Succióname la tranca ya so cerda.
    
    – Vaya, era cuestión de que te soltaras, ya vas cogiendo confianza – dijo Fabiolo mirando por el retrovisor – toda tuya, úsala como quieras.
    
    El habitáculo trasero del coche no daba para mucho, el ambiente era cargante, el olor a semen era evidente, sobre el asiento trasero las manchas de lefa que iba goteando Alba dejaban claro que la habían gozado no hacía mucho tiempo. Se inclinó y empezó una mamada, empezó lengüeteando el tronco y el prepucio para tragarse el pene hasta la base, le hizo el vacío, cloc, cloc, cloc; al mismo tiempo masajeaba los testículos, los cogia incluso a una mano. El agraciado gruñía bramaba como un poseso, le volvió a ...